¿Cuánto es suficiente?

A medida que pasa el tiempo, me doy cuenta cada vez más de que las finanzas personales son básicamente psicológicas. Por supuesto que es útil tener una larga lista de tácticas para ahorrar dinero, pero si tienes la creencia de que esas herramientas son inútiles, no importa lo estupendos que sean los consejos que recibas. Podría hablarte sobre tácticas de ahorro hasta que nos dieran las uvas, si tú no estás psicológicamente comprometido y prefieres seguir viviendo al día, nada cambiará.

eurosPor eso es muy buena idea dejar de pensar en los euros y comenzar a reflexionar sobre nuestras metas y nuestros valores. ¿Qué es realmente importante para ti? Si puedes contestar a esta pregunta, la respuesta puede convertirse en un poderoso motivador a la  hora de realizar tus demás elecciones. Analizar las difíciles cuestiones financieras que haya en tu vida se convertirá en una tarea mucho más sencilla. Podremos reducir la dificultad en nuestra vida en cierta menera. Por ejemplo, hacer un presupuesto dejará de ser una tarea aburrida para convertirse en algo personalmente gratificante, porque podrás ver realmente los valores que están detrás de tus elecciones.

La seguridad financiera a largo plazo y la tranquilidad personal llegan de un lugar más allá del dinero. Llegan de una vida construida alrededor de tus valores clave, con las cosas menos importantes puestas a un lado para dejar que esos valores y sueños puedan crecer.

1. Las bases.

Hay tres pasos «sencillos» hacia el bienestar financiero: definir y comprender tus valores y metas, aplicar los recursos de los que dispones para alcanzar dichas metas y desarrolla una estrategia de inversión.

Es fundamental construir un futuro financiero que nos permita una vejez desahogada desde cimientos sólidos, sobre todo teniendo en cuenta que puede que nuestra esperanza de vida aumenta con el tiempo.

2. El significado del dinero.

En nuestra sociedad se da una combinación entre la presión que ejercen nuestros compañeros, la de los valores grupales y la de una cultura popular que sobrevalora el materialismo e infravalorar otras actitudes, lo que nos expone a muchos tipos de daño emocional. Avaricia. Baja autoestima. Envidia.

Estas emociones son muy poderosas, y muchas veces instigan a la toma de decisiones imprudentes que acaban desencadenando desastres a largo plazo. Compramos cosas para aparentar y cumplir con las expectativas irreales. Nos centramos en el beneficio material en lugar de concentrarnos en lograr nuestras grandes metas. Como resultado, nos sentimos perdidos.

3. El reto de la felicidad.

El primer gran paso es abandonar la idea de que todo lo podemos valorar en dinero. Hay valores más allá de euros y céntimos. Un buen ejemplo puede estar en las posesiones que más valoras. Las cosas que la mayoría de las personas salvarían primero si su casa estuviera en llamas no son las de mayor valor monetario, sino aquéllas con un gran valor personal.

Por lo tanto, ¿no tendría más sentido prestarles una mayor atención a las cosas con más valor personal? Todo lo que no salvarías de un incendio probablemente no es tan importante para ti, así que, ¿por qué invertir tanto dinero en ello?

4. Estrategias para el bienestar.

En lugar de concentrarnos en conseguir cosas mejores y en mayor cantidad, deberíamos emplear nuestra energía en aumentar nuestra seguridad, aptitudes, amor propio, vínculos personales y autenticidad. Ser buenos en lo que hacemos y hacer cosas que nos gusten -y también que otros disfruten. Dicho de otro modo, centrarnos en los aspectos de nosotros mismos que son independientes de las cosas materiales.

Una táctica interesante consiste en ser más conscientes de cosas que son muy habituales. Por ejemplo, de nuestra comida. Cuando comas no hagas nada más. Se consciente de todo el proceso que conlleva una buena comida -la sensación de los alimentos en tu boca, las texturas, el sabor… Es algo que cambia completamente la experiencia de una comida cotidiana, transformándola en algo extraordinario. Puedes hacer lo mismo cuando paseas, sintiendo cada paso y el paisaje a tu alrededor. Las posibilidades para disfrutar de las cosas cotidianas son infinitas.

5. Niños, dinero y felicidad.

Criar niños en un mundo que gira en torno a conseguir más cosas y mejores puede ser un gran reto. ¿Cómo inculcar valores básicos en tus hijos que no tengan que ver con lo material?

Una buena sugerencia es comprarles regalos que giren en torno a experiencias en lugar de objetos. Que su regalo de Navidad sea un viaje familiar a un lugar del que hayan estado hablando. En vez de comprarles más objetos para rellenar su habitación, hazles socios de algún museo, centro de ciencias o asociación cultural o deportiva, o cualquier otra cosa que refleje sus intereses. Celebra una fiesta memorable para su cumpleaños en lugar de buscar el regalo más caro.

6. El precio de la inversión.

A menudo nuestras metas son grandes y caras, y es difícil ver la conexión entre las cosas que hacemos ahora y esas metas. Por lo tanto, es vital comprobar la cantidad potencial de dinero que seríamos capaces de ahorrar en el largo plazo siendo cuidadosos con nuestros gastos. Por ejemplo, si somos capaces de reunir 10.000 € recortando nuestros gastos anuales, y podemos invertirlos a un 7% anual a 15 años, tendremos 269.000 € en el banco.

¿Qué son esos 10.000 €? Pues 27,40 € de media al día. Si eres capaz de encontrar formas de ahorro -esperando un año o dos más para cambiar de coche, no contrayendo una hipoteca excesiva y haciendo un puñado de tácticas de ahorro puntuales, por poner algunos ejemplos- puede que consigas ahorrar fácilmente 10 € diarios. No debería ser tan difícil conseguir esto -dejar de ir diariamente a la cafetería, por ejemplo, puede bastar para lograrlo.

Piensa en lo que 269.000 € significarían en tu vida. Pueden ser el resultado de pequeñas decisiones como estas, decisiones que están en tus manos tomar.

7. La locura de la miopía.

¿Cómo conseguir beneficios así? Pues dejando de pensar a corto plazo. En el corto plazo, los mercados pueden experimentar duras caídas, pero éstas siempre tienen su contrapeso en ganancias muy significativas en otros períodos de tiempo. Por lo tanto, mirar sólo a lo que ocurre durante un año no es suficiente.

Si tu meta está situada a 10 años vista y no eres un inversor profesional debes dejar de preocuparte por las fluctuaciones de los mercados día a día o incluso año a año. En lugar de eso, hay que esperar a que el tiempo haga su trabajo.

8. Cómo ser prudente y mirar a largo plazo.

Así que, ¿cómo dejamos al tiempo hacer su trabajo? La clave está en una amplia diversificación (una vez más, asumiendo que no eres un inversor quiere invertir un montón de tiempo en estudiar los mercados). Pon tus ahorros en un fondo de inversiones muy diversificado y siéntate a esperar.

Si el mercado sube, tú subes. Si el mercado baja, tú bajas. No estarás a merced de los errores que pueda cometer una compañía.

9. Las sorprendentes propiedades de la prosperidad.

Puede que la advertencia llegue un poco tarde, pero invertir en bienes inmuebles que no te generen un valor adicional puede no ser una buena idea. Normalmente los riesgos de este tipo de inversiones se minimizan, los beneficios se maximizan y no hay un mercado claro que establezca sin lugar a dudas el valor de un inmueble. Por lo tanto, sin un cuidadoso estudio, es difícil extraerles gran valor.

10. Enfrentándonos al enemigo interno.

Así que, ¿por qué no estudiar e invertir por nosotros mismos si lo podemos hacer mejor? La mayor razón es que nuestra propia psicología es el enemigo.

La gente tiene tendencia a ver patrones, aunque en realidad no haya ninguno. Encuentran patrones en los datos de los mercados, en las ventas de inmuebles, en las tendencias de compra de los consumidores, etc., aunque muchas veces no haya ningún patrón real. Cuando hacen una inversión basándose en esos falsos patrones es como si estuvieran haciendo una apuesta, ya que están invirtiendo por una razón que no existe.

Incluso los inversores profesionales caen en esto, especialmente habiendo como hay personas que constantemente tratan de enturbiar las aguas con informaciones más que cuestionables, analistas que persiguen únicamente maximizar sus propios resultados.

11. Buenos y malos consejeros.

Desde mi punto de vista es mejor evitar a los asesores financieros y hacer la inversión nosotros mismos, a no ser que tengas montones de dinero para invertir o una situación muy inusual. Si este no es nuestro caso, un asesor financiero es más que nada otro vendedor buscando un trozo del pastel cuando tú puedes hacer la compra por ti mismo con bastante facilidad.

Gracias a Internet, vivimos en una era donde las personas pueden aprender a invertir y hacerlo por su cuenta sin asesores que los lleven de la mano.

12. ¿Cuánto es suficiente?

Tu futuro está en tus manos. Tú eres el que cada día toma las decisiones que determinarán ese futuro. Así que ¿cuánto quieres?

Si hablas inglés, encontrarás más artículos con esta temática en nuestro proveedor de contenidos, thesimpledollar.com.

3 Responses to “¿Cuánto es suficiente?”

  1. César

    Gracias por responder. Lo de los 10.000 € no lo había entendido bien (pensé que una sola vez).

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  2. César

    Tengo un par de dudas:
    -¿Dónde consigues una inversión a 15 años al 7%? ¿Qué cálculos has hecho para sacar 269.000 de sólo 10.000?
    -¿Qué recomiendas para invertir por internet? ¿Usar mi propio banco con sus servicios de broker?

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    • Antonio Romero

      Hola César,
      es cierto que el 7% del ejemplo es algo elevado para los tipos de interés actuales pero la cantidad final sale del interés compuesto. Si el primer año metemos 10.000€ al 7%, al final tendremos 10.700 €, el segundo añadimos otros 10.000€ más los 10.700€ tendremos un total de 20.700€ que al 7% son 22.149€ y así sucesivamente hasta obtener el 15º año 269.000 €

      Puedes consultarlo en esta hoja excel.

      En cuanto al banco para invertir por internet, dependerá de cual sea el tuyo. Debes fijarte en las comisiones que cobren por operación. De las ofertas que tenemos aquí están muy bien las de ING Direct y, para expertos, la Cuenta Tentuplica de Selfbank.

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