Los inversores están poniendo de nuevo su fe en los políticos para salvar a la moneda común. Si bien es cierto que la confianza en los políticos de la Unión Europea no pasa precisamente por su mejor momento debido a la crisis de deuda. De hecho, esto se evidenció en abril del año pasado, cuando el euro cayó por debajo de los 1,20 dólares y, una vez más, este mes, cuando la cotización se situó por debajo de los 1,32 dólares.
Actualmente está de nuevo por encima de los 1,36 dólares, ya que los inversores han asumido que aunque se produzca una bancarrota griega, los políticos europeos se están preparando para prevenir que una gran crisis golpee al euro.
Este sentimiento positivo se ha visto impulsado recientemente al comprobarse que los distintos países miembros de la eurozona han empezado a seguir el liderazgo de Alemania ratificando la ampliación del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), que ha culminado felizmente con la aprobación final del parlamento eslovaco y proporcionará un rescate, si fuese necesario, para los países inmersos en la crisis de deuda.
Los datos actuales muestran que, aunque aún se están dando movimientos especulativos a corto en el mercado de divisas, las posiciones se han estabilizado en los últimos quince días. En otras palabras, la percepción que tienen los inversores del euro ha mejorado.
El gran cambio de tendencia se produjo tras la reunión entre Nicolas Sarkozy y Angela Merkel, en la que ambos se comprometieron a desarrollar un plan integral para resolver la crisis a tiempo para la cumbre del G-20 que está prevista a primeros de noviembre en Cannes.
Merkel y Sarkozy no dieron detalles acerca de dicho plan, y en ese momento, sin que el presidente francés hubiera dado un apoyo explícito a los planes alemanes para recapitalizar los bancos europeos, ambos mandatarios estaban pidiéndoles a los mercados que, simplemente, confiaran en ellos. Y eso es lo que ha ocurrido hasta hoy, a falta de una mayor concreción de las medidas que se pretenden aplicar.
Este sentimiento de confianza se ha visto beneficiado por una cierta mejora en la percepción de la economía global, con unos mejores datos de paro en EEUU y la previsión de mayores beneficios en este tramo final del año.
Sin embargo, algunos expertos consideran que esta confianza en Merkel y Sarkozy puede no estar fundamentada, y no esperan que el euro permanezca al alza durante mucho tiempo. La UE ha fracasado a la hora de resolver la crisis de la zona euro en los últimos dos años, así que es difícil de creer que en tres semanas den con una solución definitiva.
Por lo tanto, no es descartable que el euro empiece a caer otra vez. Como se puede apreciar con la bajada en la calificación hecha por Fitch a España e Italia, el temor a un contagio en los países periféricos sigue alto.
Está por ver si este nuevo impulso de confianza en el euro se mantiene sólido o es solo un espejismo.