10 Cosas que puedes hacer hoy para quedarte atrás financieramente

cubo_aguaEl éxito financiero es algo que se va gestando lentamente con el tiempo. No es algo que ocurra de repente (a no ser que tengas mucha suerte) -por el contrario, es la culminación de un montón de pequeñas decisiones hechas a lo largo de los años.

Cada día nos enfrentamos a muchas elecciones. Elegir bien nos llevará por el camino del éxito, la seguridad y la felicidad. Hacerlo mal, por otra parte, nos lleva a la inestabilidad financiera, la incertidumbre y el miedo.

Muchos artículos como este recopilan una lista de acciones que pueden llevarte al éxito. Sin embargo, la vida nos enseña una y otra vez que las mejores lecciones se extraen de los fracasos. Personalmente he tomado muchas decisiones financieras erróneas en mi vida. He cambiado no sólo de trabajo, sino de carrera en varias ocasiones.

Así que he aprendido algunas cosas que, casi con seguridad, te llevarán a fracasar.

La ley del mínimo esfuerzo.

Es tan fácil tomarnos las cosas con calma. En lugar de esforzarnos por hacer algo importante o significativo, tanto en el trabajo como en la vida, tenemos la tendencia de relajarnos, hacer lo mínimo que necesitamos hacer y pasar al siguiente asunto.

Cuantas más veces haces sólo lo justito, menos esperarán los demás de ti. Empezarán a escoger a otras personas para los asuntos más importantes. A darles más tiempo a los que realmente quieren hacer un gran trabajo y destacar.

Y pronto descubrirás que si hay que hacer recortes cuando llegan las vacas flacas, los primeros afectados serán los que hacen lo mínimo posible.

Cada vez que puedas ofrecerte para hacer una tarea -incluso la más simple- y la llevas a cabo con mucho éxito, das un paso en la dirección correcta. Hazlo con regularidad y los demás empezarán a notarlo. Empezarán a valorarte.

No pensar en metas futuras

Vas a trabajar. Vuelves a casa. Te ocupas de lo que tienes que hacer. Y después disfrutas del tiempo libre.

Es muy fácil caer en esta rutina -es conveniente, te mantiene a flote y es flexible.

Pero no te permite conseguir algo más en la vida. ¿Dónde quieres estar dentro de cinco años? Si no te molestas ni siquiera pensarlo, estarás en el mismo lugar en el que te encuentras ahora -o peor.

¿Por qué? La gente que se marca metas son los que te toma la delantera. Están planeando el futuro y haciendo cosas cada día para llegar a donde que se han propuesto. Si ni siquiera estás pensando en el futuro -y en lo que quieres de él- los que sí lo hacen te adelantarán.

Quejarte

Si, la vida es dura. Todos tienen ventajas menos tú. La gente juega sucio y siempre te quita lo que te corresponde.

Sin embargo, cada minuto que pasas quejándote sobre ello y sufriendo, es otro minuto perdido. Esos minutos que tú pierdes otra gente los emplea para ascender.

Mientras tú te quejas, alguien por ahí está dándole los últimos toques a una presentación que le hará destacar. Mientras te quejas, alguien está empezando un negocio secundario. Mientras te quejas, alguien está haciendo su trabajo un poquito mejor.

Sí, hay un lugar para la crítica constructiva -nos ayuda a todos. Quejarnos no es una crítica constructiva. Una crítica constructiva es la que se hace con el deseo final de mejorar la situación. Quejarse no tiene más objetivo que permitirte desahogar tu negatividad.

Lo que es peor, la gente que escucha tus quejas se lleva la impresión de que eres un quejica -una persona que sin aportar soluciones se queja de lo que hacen otros. Con el tiempo te dejarán de lado y pasarán de lo negativo a lo positivo.

Comprar cosas innecesarias

Es bastante fácil decidir que una compra innecesaria merece la pena -incluso que es una exigencia. Un café de tres euros no te llevará a la bancarrota. Un nuevo DVD tampoco. Así que ¿por qué no comprarlo?

Cada compra que haces es una gota de agua en un cubo. Una o dos no harán que pese mucho más, pero con el tiempo se irán acumulando una tras otra. El cubo cada vez pesará más. Antes de que te des cuenta el cubo empezará a arrastrarte hacia abajo -pesa tanto que ya no puedes cargar con él y seguir caminando.

Pero eso no cambia la situación hoy, ¿no? Como quieras, compra otra cosa que no necesitas. Pon otra gota en el cubo. Seguro que puedes con él. Por ahora.

Pero recuerda que cada vez que tomas una decisión que no le añade una gota a ese cubo, haces que tu viaje por la vida sea un poco más fácil. Ese tipo de decisiones sostenidas en el tiempo conseguirán que no estés tan sobrecargado como los demás. Serás más libre.

Pasar mucho tiempo holgazaneando

Cuando acabo de trabajar, lo último que se me ocurre es ponerme con otro proyecto. Quiero tomármelo con calma y relajarme. Quiero dejar la mente en blanco durante un rato y hacer algo completamente trivial. A veces me doy cuenta de que puedo pasar una tarde entera así.

Cada vez que hago eso, sin embargo, me doy cuenta de que a largo plazo es un error. Miro mi estómago fláccido y me pregunto por qué no hago más ejercicio. Espera, ya me acuerdo, era porque me estaba «relajando».

Cada momento que pasas sin hacer nada en su momento en el que dejas que se te escapen cosas de tu vida.

No quiero decir con esto que tomarse un tiempo de relajación no merezca la pena -la merece. Todos necesitamos descansar algunas veces, mental y físicamente. El problema aparece cuando estás descansando y sin embargo tienes energía más que suficiente.

¿Qué puedes hacer si estás cansado mentalmente pero no físicamente? Pues puedes hacer una tarea física que no requiera pensar mucho, como limpiar o hacer ejercicio. ¿Y si es a la inversa? Puedes hacer una tarea sedentaria.

Reserva tu tiempo de ocio para las cosas que más te gustan a nivel personal. Y cuando estés cansado tanto física como mentalmente, échate una buena siesta.

Comprar sin tener una lista o un propósito

Estás volviendo a casa desde el trabajo y te acuerdas de que necesitas leche, así que paras en alguna tienda para comprarla. Mientras estás ahí, te acuerdas de una o dos cosas más que necesitas y, antes de que te des cuenta, tienes el carrito cargado de comida por valor de 50 €.

Tus amigos quieren ir a un centro comercial para mirar tiendas y entretenerse un poco. De repente te encuentras con que has vuelto a casa con tres o cuatro bolsas de tiendas de ropa. ¿Qué ha ocurrido?

Cada vez que entras en una tienda sin una lista de la compra o un propósito específico, te arriesgas a verte influenciado por el marketing o por la presión social. Vas mirando las cosas que hay en las estanterías, arregladas para que parezca lo más atractivas posibles. Paseas sin ningún objetivo, viendo esto o lo otro. Si vas con amigos, es fácil que vayáis discutiendo sobre lo increíbles que son algunos de los productos y lo que os gustaría tenerlos. No es nada sorprendente que a menudo acabes comprando cosas que en realidad no necesitas.

El mejor plan es no ir nunca a una tienda sin un plan concreto. Tienes que saber exactamente lo que vas a comprar antes de entrar por la puerta. Si vas a comprar comida, eso conlleva preparar la lista de la compra. En otras situaciones, lo que necesitas es fuerza de voluntad -decidir antes de entrar que no vas a comprar nada, pase lo que pase.

Tirar de la tarjeta de crédito

Este punto va de la mano con el anterior, ir de compras sin tener un propósito claro. La tentación de usar la tarjeta de crédito para favorecer esas compras innecesarias.

Mucha gente no es consciente del dinero que gasta cuando paga con tarjeta. Ni siquiera piensan si tienen el dinero necesario para comprar el producto. Se lo llevan y listo.

Esta es una buena razón para comprar con dinero efectivo, por lo menos hasta que tengas la fuerza de voluntad suficiente como para no usar crédito al hacer compras innecesarias. Sin esa fuerza de voluntad, es increíblemente sencillo pasar la tarjeta y acabar teniendo algún problema financiero.

Como muchas otras cosas en esta lista, es una gota en el cubo. Si lo haces una vez no pasa nada -ni tampoco si lo haces dos. Pero con cada una de esas pequeñas decisiones, no haces sino llenar el cubo más y más, y llevar ese peso es cada vez más duro.

Así que cuando tomas la decisión difícil, mantienes el cubo más ligero. Te será más fácil progresar y llegarás antes a tu destino.

Retrasarse con tareas importantes

Por ejemplo, tener un plan de ahorro o un fondo de emergencias.

Todas las tareas que caen en la categoría de ser » importantes pero no urgentes». Esto significa que son cosas que deberías hacer, pero como no tiene que ser inmediato, simplemente no las haces.

Nos pasa a todos. Retrasamos el hacer ese tipo de cosas. A menudo, en lugar de ponernos manos a la obra nos dedicamos a no hacer nada o hacer cosas que son urgentes pero no importantes.

El problema es que cada vez que hacemos esto, nos vamos retrasando más. Perdemos la oportunidad de conseguir tener un fondo de emergencias y cuando por fin la emergencia se presenta, resulta que no tenemos suficiente dinero para hacerle frente.

Cada día que decidimos retrasar esas tareas «importantes pero no urgentes» -hacer ejercicio, ahorrar y cosas así- nos retrasamos más. Y hacemos esa elección cada día.

Caer en hábitos o en adicciones

Café. Cigarrillos. Alcohol. Drogas. Compras compulsivas. Exceso de televisión. World of Warcraft. Todas estas cosas pueden convertirse fácilmente en adicciones, las cuales consumen tiempo y  dinero. Y también pueden acabar con la motivación para hacer otras cosas.

Son como cadenas que nos impiden avanzar.

Cuantas más adicciones puedas dejar atrás, más tiempo y más dinero tendrás. La transición para llegar a una vida libre de adicciones puede ser muy difícil, pero mientras que esa dicción esté en tu camino, sufrirás una pérdida de dinero y de tiempo constante. La necesidad del café de la mañana. La necesidad de comprar cigarrillos. La necesidad tener bien surtido el minibar. El tiempo es dinero, y una adicción consumen las dos cosas.

Todos los días tienes la oportunidad de cambiar. ¿Quieres continuar con ese hábito o dejarlo?

Rodearse de gente que no ayuda

La frase «Dios los cría y ellos se juntan» es bastante sabia en este sentido. Podemos comprobar como normalmente nuestro salario se parece al de la mayoría de nuestros amigos. ¿Por qué? Si nos rodeamos de gente que tiene comportamientos negativos, nuestro comportamiento acabará siéndolo también. Por el contrario, si nos rodeamos de gente que hace las cosas bien, nos comportaremos positivamente.

¿Cómo es la gente que te rodea? ¿Se quejan todo el tiempo? ¿Se pasan la mayor parte del día sin hacer nada? ¿Tienes la sensación de que no puedes pedirles ayuda si realmente la necesitas? ¿Refuerzan las ideas que ya tienes?

Fíjate en la gente que te rodea -las personas con las que pasas más tiempo- y pregúntate si te ayudan a crecer como persona o simplemente te están impidiendo avanzar.

Si te ha interesado este artículo y hablas inglés, pásate por thesimpledollar.com.

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