Disponer de un buen seguro de nuestro domicilio o despacho, tienda u oficinas profesionales probablemente es una de las mejores inversiones que podemos hacer, tanto por nosotros mismos como por los demás. Y es que para nosotros será una garantía en caso de siniestro que nos protegerá y nos cubrirá a nosotros mismos, y nos protegerá ante los demás además de proteger a los demás.
En muchos casos por ejemplo si hablamos de dependencias comerciales o profesionales la ley ya establece la obligación de disponer de un seguro de responsabilidad civil o de daños por si causamos daños a terceros, es más en muchas ocasiones ese es requisito imprescindible para ejercer la actividad, pero aún y en los casos en los que no sea o no fuere así, nosotros deberíamos disponer de nuestro propio seguro privado de forma voluntaria, y en el caso del domicilio particular lo mismo.
Si nos centramos en el domicilio particular, por ejemplo podemos estar regando las plantas y que involuntariamente se nos caiga un tiesto balcón abajo y mientras no le demos a ningún transeúnte o vecino de pisos inferiores no sucederá nada, pero pobres de rostros que desgraciadamente le alcancemos, puede suponer nuestra ruina económica y personal, además, por supuesto de los daños que causamos al afectado. Lo mismo puede suceder por ejemplo si jugando con nuestro hijo o con el perro chocamos con un cristal y el mismo se cae en mil pedazos, o en otro orden de cosas si causamos humedades o daños de cualquier índole a otro vecino.
En todos estos casos y en cualquier otro que se nos pueda plantear de no disponer de seguro podemos tener una situación muy complicada, al contrario si disponemos del mismo nos ahorraremos problemas, quebraderos de cabeza, y en caso de que suceda lo indeseable sabemos que aunque no es lo deseable, se resarcirá o se compensará al afectado el daño causado.