Comparativa de Bancos entrevista a Rubén Manso, Inspector en excedencia del Banco de España y consejero delegado de Mansolivar. Tras una semana frenética para España en los mercados y con la prima de riesgo en máximos históricos, preguntamos a este experto por la figura del banco malo, mecanismo que para algunos es inevitable si se quiere solucionar la crisis financiera que arrastra nuestro país.
P.- ¿Qué es un Banco Malo?
R.- Aunque lo llamamos banco, no es un banco porque no aceptaría depósitos del público. Usamos este término como usamos banco de sangre o banco de suelo. En este caso sería un banco de inmuebles donde las entidades aportan sus activos inmobiliarios, los sacan de su balance, los ceden a esta sociedad a cambio de participaciones en el capital de esa compañía.
P.- Y una vez creado este “banco malo”… ¿qué es lo que sucede?
R.- Pues las entidades concesoras pueden operar de dos maneras. Esperar a que el la entidad vaya vendiendo los inmuebles, les vaya pagando dividendos y finalmente les devuelva sus aportaciones en efectivo. O pueden vender las participaciones que han recibido y así será otro, que habrá pagado estos títulos en efectivo, el que tenga que esperar a la venta de esos activos inmobiliarios por parte del banco malo.
P.- Entonces… si es el Estado recurre a la creación de una entidad de esta naturaleza para librar a bancos y cajas del lastre de activos tóxicos, asumiendo parte de la pérdida que generan esos activos sobrevalorados… ¿no asumen también los contribuyentes estas pérdidas?
R.-Si lo hacemos con ayuda pública sí. Me explico. Los bancos privados entregarían al Estado sus participaciones en el banco malo a cambio de deuda pública y éste asumiría el riesgo de la liquidación de los activos y por extensión también los contribuyentes. Pero además, estos mismos contribuyentes tendrían que hacer frente a la financiación de la operación. ¿Por qué? Pues porque, como he dicho anteriormente, la compra de participaciones se haría a través de deuda pública, cualquier incremento de deuda pública hace subir la prima de riesgo lo que eleva el coste de financiación del Estado que tendrían que sostener los contribuyentes.
P.- ¿Qué reflejo tendría en nuestra economía la creación de una entidad pública de estas características?
R.- Pues un inmediato incremento del coste de la deuda pública, una deuda pública que ya está a niveles muy elevados.
P.- ¿Y para el resto de entidades bancarias?
R.- Para cajas y bancos privados que aportasen inmuebles el Estado les estaría solucionando el problema. Pero las que funcionan bien podrían quejarse de competencia desleal porque en cierto modo se está premiando a los que lo han hecho mal.
P.- ¿Hay países en los que ya se ha puesto en marcha esta fórmula?
R.- Pues sí, Irlanda hizo algo parecido y el efecto siempre es el mismo. El contribuyente sufre el aumento del coste de la deuda pública y asume las pérdidas que afronta el Estado al tomar el control de la sociedad.
P.-La última reforma financiera del gobierno recoge las llamadas sociedades inmobiliarias… ¿en qué consisten?
R.- Son una especia de bancos malos que no dependen del Estado pero el Real Decreto recoge que pueden pedir ayudas públicas. El Estado está forzando a la creación de estas sociedades gestoras y reconoce que aquellas que recojan pérdidas cuantiosas podrán acudir al FROB, al Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria. De esta manera el Estado les prestaría dinero a un tipo de interés inferior al que obtendrían en el mercado y por tanto también saldrían perdiendo los contribuyentes.
P.- ¿Es la única opción que le queda a España para proteger su sector bancario?
R.- Yo creo que no es así. Se podría haber forzado a las entidades a vender los activos problemáticos mucho antes. Y si esto si hubiera hecho las pérdidas habrían sido menores y por supuesto el coste para el contribuyente habría sido menor.