Esta vez el pánico no ha cundido en los mercados tras la rebaja de calificación que Standard & Poor’s ha llevado a cabo para varios países europeos. Francia y Austria bajaron de la triple A a la AA+, mientras que Italia y España descendieron dos peldaños, obteniendo una calificación de A y BBB+, respectivamente.
A pesar de la bajada de calificación, Francia ha conseguido colocar su deuda con éxito, vendiendo con mucha facilidad bonos por valor de 8.500 millones de euros sin experimentar apenas cambios en cuanto a la rentabilidad.
Las bolsas también se han situado en valores positivos a lo largo de la jornada, subiendo de media un 0,8%.
Los analistas opinan que esta tranquilidad, especialmente en el caso de Francia, se debe a que hacía tiempo que se esperaba que algo así ocurriera y, por lo tanto, los mercados ya habían descontado la noticia. De hecho, durante los últimos 12 meses, la deuda francesa se ha estado negociando a unos niveles que no se corresponden con una calificación triple A, sino con otra inferior.
Las rebajas efectuadas por S&P, no obstante, han forzado al Banco Central Europeo (BCE) a comprar más deuda para mantener los intereses bajos, y han terminado por arrastrar a la baja la calificación del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF) que cae también de la AAA hasta la AA+, al ser Francia una de sus principales contribuyentes con una aportación de un quinto de sus garantías financieras.
Por su parte, los políticos europeos se han lanzado a criticar a las agencias de calificación con bastante agresividad.
Sarkozy ha declarado que estas noticias negativas no cambian nada dentro de la eurozona, mientras que el comisario europeo de asuntos económicos Olli Rehn ve en esta decisión un movimiento inconsistente, ya que opina que en la zona euro se están tomando medidas decisivas para salir de la crisis.
Ciertamente el BCE tiene un potencial casi ilimitado para seguir adquiriendo bonos, pero al hacerlo añade presión en su ya comprometido balance, lo que siempre es una mala noticia para el euro.