Captando consumidores

Ayer, el hijo de cuatro años de una de mis amigas estaba viendo la televisión en mi casa. Su madre suele ponerle DVDs con películas infantiles y dibujos, así que en realidad dudo que haya tenido mucho contacto con los anuncios.

Volvimos a por él tras unos cuarenta minutos y empezamos a ponerle el abrigo para macharnos. Nos preguntó si podía acabar de ver el programa, así que esperamos unos minutos.

Inmediatamente tras el programa pusieron el anuncio de un juguete – no recuerdo cuál, alguna cosa mecánica. Salían un par de niños muy felices jugando con él. A los tres segundos, el hijo de mi amiga se volvió hacia nosotras y dijo, “Mamá, quiero eso», mientras señalaba hacia la pantalla.

Apagué la televisión (a fin de cuentas, íbamos a salir) y le pregunté por qué quería ese juguete. Se quedó unos instantes mirando a la pantalla sin saber qué responder, y al final me dijo, «No lo sé».

Media hora después, le pregunté otra vez, sólo para ver qué contestaba. Me dijo con toda tranquilidad que ya no le apetecía. Por supuesto, lo cierto es que habíamos llegado a nuestro destino y estaba jugando con otros niños, lo cuál supongo que ayudó bastante a su cambio de opinión.

Inmediatamente después del anuncio, deseaba ese juguete con todas sus fuerzas. El tono de urgencia en su voz había sido bastante convincente. Sin embargo, a la media hora, su interés había desaparecido por completo. (De hecho, cuando le pregunté tuve la sensación de que no recordaba de qué le estaba hablando).

Es evidente que su deseo por el producto se había producido al ver el anuncio, no por ninguna característica concreta del juguete. La publicidad había conseguido provocarle una respuesta emocional al mostrarle a otros niños que aparentaban estar pasándoselo de maravilla con el juguete. Cuando esa sensación desapareció, también lo hizo su deseo por el producto.

Y en eso consiste el marketing, ¿no es así? En crear respuestas emocionales. Hace que deseemos cosas a corto plazo, pero con mucha intensidad. Si nos vemos expuestos al mismo anuncio una y otra vez, pueden activar en nosotros necesidades a largo plazo sin ninguna base real.

Si te encuentras en esa situación, deseando algún producto o servicio sin ninguna razón objetiva – y además no puedes deshacerte de esa sensación – haz lo mismo que el hijo de mi amiga. Sal de esa situación y busca otro entretenimiento. Apaga la televisión. Cierra la revista. Haz algo que no te exponga a ningún anuncio. Vuelve a ser tú mismo.

Descubrirás que el deseo va desapareciendo. Al menos a mí siempre me ha funcionado, y apostaría a que contigo también lo hará.

Si este artículo te ha parecido interesante y hablas inglés, visita thesimpledollar.com.

2 Responses to “Captando consumidores”

  1. Quién espía (y se beneficia de) tus hábitos de navegación | Comparativa Bancos

    […] anunciantes compran publicidad en páginas web con contenidos específicos, por ejemplo, un anuncio de ordenadores portátiles en una página de tecnología. Ahora pagan para que se rastree a los consumidores mientras navegan de página a página con […]

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  2. David Hernán Gascueñ

    La clave es que el marketing satisface necesidades que ya existen, pero lo más bonito es que también crea necesidades que no se tienen. Otra cosa es la fortaleza de esa necesidad

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