Como no podía ser de otra forma, el principal objetivo de los bancos es hacer dinero, y en muchos casos no les importa conseguirlo a base de imponer todo tipo de comisiones a sus clientes. El primer paso para evitar pagarlas, o reducirlas en lo posible, consiste en que seamos conscientes de cuáles son. Aunque las comisiones listadas a continuación no son todas las que se pueden dar, sí que son las más comunes.
Comisión de mantenimiento. Es una comisión que se cobra simplemente por mantener una cuenta abierta, y suele ser de periodicidad semestral o anual. En algunos bancos no nos la cobrarán si mantenemos un saldo mínimo en la cuenta. Debemos tener en cuenta que cancelar una cuenta no es lo mismo que dejarla a cero para evitar disgustos.
Comisión por descubierto. Una cuenta queda al descubierto cuando hemos gastado más dinero del que teníamos en ella, y por lo tanto debemos dinero al banco. A esta situación se la suele denominar “números rojos”. Esta es una situación que tenemos que evitar a toda costa por el banco puede cobrarnos de varias formas:
- Mediante un porcentaje sobre el saldo máximo del descubierto.
- Mediante el pago de un interés anual y
- Mediante una comisión mínima que no depende del monto adeudado.
Comisión por inactividad. Las cuentas de ahorro no suelen tener mucha actividad diaria, o incluso mensual, así que podemos acabar teniendo una cuenta con muy poca o nula actividad. Algunos bancos cobran una comisión si no hay ninguna actividad en un determinado periodo de tiempo (por ejemplo, un año). Para evitarlo debemos hacer por lo menos un depósito o una retirada de fondos, pero es importante que averigüemos qué transacciones están catalogadas por el banco como válidas en cuanto a actividad.
Comisión por exceso de movimientos. Es la otra cara de la moneda. Si hacemos demasiadas transacciones, también pueden cobrarnos una comisión. Normalmente no se suele cobrar por hacer muchos depósitos al mes, sino por superar un cierto número de retiradas de dinero. En todo caso, lo mejor es que el banco nos aclare su política al respecto.
Comisión por tarjeta. Es una comisión que nos pueden cobrar al emitir una tarjeta nueva o renovarla y también por su mantenimiento. Las tarjetas que salen más baratas son las de débito, mientras que las de crédito bastante más caras, especialmente las tarjetas oro. Por lo tanto, cuantas menos tarjetas tengamos, menos pagaremos.
Comisión por transferencia. Es probablemente la mejor conocida por los consumidores y nos la cobran cuando transferimos dinero de una cuenta a otra perteneciente a otro banco. La única forma de evitarla es hacer el ingreso nosotros directamente o mediante una OTE.