Enseñar a los niños a manejar dinero es una de las tareas más difícil a los que cualquier padre se puede enfrentar. Es un reto educar a un hijo para que sea responsable financieramente y que, en el futuro, sea capaz de tomar buenas decisiones en materia económica.
A menudo esto ocurre porque pasamos demasiado tiempo diciéndoles a nuestros hijos cómo deberían hacer las cosas, en lugar de permitir que sigan nuestros pasos. Nos cuesta hacer cambios, tenemos nuestra rutina y somos animales de costumbres.
Siempre esperamos que hagan caso de lo que les decimos en lugar de ver lo que hacemos.
Pero incluso si estamos dando los pasos adecuados, muchas veces no les explicamos por qué lo hacemos. Enseñarles usando pequeñas tareas como hacer la compra les ayudará a entender nuestra forma de pensar y aprender a tomar decisiones financieras sólidas.
Llévalos contigo
Si quieres que tus hijos hagan la compra con cierta austeridad cuando sean adultos, tienes que implicarlos en el proceso.
Cuando vayas a hacer la compra, llévalos contigo, y no compres a toda prisa. Correr de un lado a otro por los pasillos del súper nos puede llevar fácilmente a cometer errores. Hazlo bien, y no tendrás que hacer tantas “excursiones” como crees. Es una forma estupenda de que entren en contacto con la lógica que hay tras la toma de decisiones, y enseguida entenderán el sistema.
Explícaselo en voz alta
Cuando llegues a la tienda, ten un plan preparado.
Llena el carrito en lo posible con productos frescos y evita al máximo los pasillos con alimentos procesados y la sección de congelados. Este tipo de comida puede costar menos si tenemos solo en cuenta el volumen, pero también provoca muchos más problemas de salud y de peso.
Explica a tus hijos por qué te mantienes lejos de esas secciones. Explícales por qué eliges verduras y frutas de temporada, en lugar de pagar más por productos importados que están disponibles todo el año.
Háblales de los precios por unidad, y de cómo algunas cosas que parecen una buena oferta pueden no serlo tanto una vez que se desglosa el precio de cada unidad. Discute con ellos por qué decides comprar ciertos artículos en ciertos momentos y no en otros.
Explícales lo importante que es tener una lista de la compra – que saber lo que necesitas es tener media batalla ganada. Tus hijos terminarán por entender que entrar en un supermercado a ciegas significa entrar en una trampa de gasto, porque seguro que acabarán comprando cosas que no necesitan.
Practica, practica y practica
Una vez que tus hijos te hayan acompañado unas cuentas veces a hacer la compra, empieza a hacerles preguntas sobre lo que deberías o no poner en el carrito. Ayúdales a que expresen con palabras su forma de razonar. Si llegan a la conclusión equivocada, tómatelo con calma y naturalidad – lo último que quieres provocar es que decidan evitar todo el proceso.
Es probable que esta lección sea beneficiosa para ambas partes, y exigirá que emplees mucha paciencia y buen humor. Pero la recompensa será que tus hijos seguirán tus pasos. Estarán en el buen camino para convertirse en unos consumidores responsables.