Comprando con confianza: opiniones y responsabilidad

¿Cuál es la diferencia entre una opinión de confianza y una que no lo es?

La respuesta está en la responsabilidad. Cuando la persona que expresa su opinión o hace una recomendación se hace responsable de ella, inmediatamente se vuelve más valiosa – y la podemos tener en cuenta a la hora de tomar nuestras decisiones de compra.

Este punto es de gran importancia ya que, si no hay ninguna repercusión para la persona que da una información errónea o malintencionada, o si no hay ningún beneficio en el caso contrario, en muchas ocasiones la opinión se ajustará a los objetivos del que la proporciona y no a la realidad.

Por ejemplo, una persona de la competencia puede dar una mala opinión sobre un establecimiento rival bajo distintos nicks o nombres supuestos. La impunidad es total, ya que dicho competidor no se ve perjudicado por dar una opinión interesada, ni tampoco se beneficia de proporcionar una versión que se ajuste a la realidad. Su beneficio está en hacer un comentario negativo para arrebatarles posibles clientes a sus competidores.

Por el contrario, si esa persona usa su nombre real, tiene mucho más que perder. Una opinión honesta puede favorecer su negocio, mientras que una opinión falsa puede perjudicarlo. La integridad personal del autor de la reseña está en juego.

Es por esto que las opiniones, recomendaciones o críticas que se realizan bajo el escudo del anonimato tienen mucho menos valor que las que son hechas por una persona real a la que podemos identificar.

Así, seremos capaces de establecer un ranking con las opiniones más o menos confiables.

Los amigos personales estarían en la primera posición en cuanto a fiabilidad, junto con la familia y nuestros asociados más próximos. Se trata de personas que se preocupan por nosotros y, por lo tanto, están interesados en darnos la mejor información posible. Además, son conscientes de que dejaremos de confiar en ellos si empiezan a suministrarnos información falsa.

Críticos reconocidos. Es cierto que no los conocemos personalmente, pero se trata de personas con nombre y apellidos que se juegan su reputación profesional. Por supuesto, no existe un 100% de fiabilidad, pero es evidente que estos críticos encuentran trabajo gracias al acierto de sus evaluaciones. A todos se nos vienen a la mente nombres tan conocidos como OCU o FACUA.

Grupos de comunicación. Tengo una cierta confianza en las opiniones de los grandes medios de comunicación, pero no les doy tanta credibilidad como a un crítico independiente de un blog o página con cierto prestigio. Los medios tienen sus propios intereses y pueden decidir promocionar un determinado producto solo para obtener un beneficio económico.

Datos proporcionados por el fabricante. ¿Cuáles son las especificaciones del producto? ¿Cómo es la garantía? Los números que nos da el fabricante – me refiero a datos técnicos, no a opiniones – siempre juegan un papel importante en nuestra decisión de compra. Sí, hay productos que parecen idénticos o muy similares si solo tomamos en consideración estos datos, pero gracias a ellos podemos descartar con rapidez los artículos que no cubren nuestras necesidades, con lo que ahorraremos gran cantidad de tiempo. Una vez que tenemos un grupo reducido de opciones, podemos centrarnos en buscar opiniones relevantes y comparar precios.

En resumen, cuanto mayor grado de responsabilidad asuma la persona que da una opinión, mayor es su fiabilidad. Si no hay responsabilidad, la crítica pierde valor, ya que no conocemos los intereses ocultos que esa persona puede tener.

Si sabes inglés puedes leer más artículos como este en thesimpledollar.com.

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