Comprar o no comprar… he aquí el dilema

Hablando con un amigo me he enterado de una disyuntiva interesante a la que se estaba enfrentando. Tiene un teléfono móvil que tiene desde hace un par de años y últimamente le ha dado algún problema, pero no es algo grave y el teléfono sigue perfectamente útil. Sin embargo, le ha llegado una oferta para canjear sus puntos por otro teléfono. Los que le salen a coste cero son peores que el suyo, y él pretende hacer un upgrade. Hay uno que le gusta bastante y que le sale por 70 €, con un supuesto descuento de otros 70 más una tarjeta microSD de 8 GB de regalo. Sin embargo, ha tenido muchos gastos últimamente y ya se ha comprado otro gadget electrónico que no ha tenido tiempo ni de estrenar. Lo realmente frugal sería seguir usando el móvil antiguo hasta que dejara de funcionar.

Este es, probablemente, el mayor reto al que se puede enfrentar una persona frugal. ¿Cuándo debemos seguir usando lo que todavía funciona o comprar algo nuevo? Y cuando al final reemplazamos algo, ¿debemos optar por la más alta calidad o ahorrar todo lo posible en el nuevo artículo?

Creo que ambas cuestiones nos llevan a un mismo factor: ¿Qué importancia tiene ese artículo en nuestra calidad de vida? ¿Cuánto lo vamos a usar?

Veamos el caso de mi amigo, que es un enamorado de los gadgets tecnológicos. Se pasa el día entero navegando, usando su móvil como radio y mp3, etc. La tecnología es una de sus pasiones – no me lo imagino sin su PDA o su móvil.

Si ese es el caso, yo creo que debería comprar ese producto. No a crédito, aunque tenga que esperar un poco y ahorrar.

Por otra parte, si estuviéramos hablando de una persona que usa el móvil solamente para llamar y punto, y que no utiliza el wifi, la cámara, el bluetooth, la pantalla táctil, etc, me parecería un gasto completamente superfluo y le diría que espere a que su móvil deje de funcionar y canjee sus puntos por un móvil con un coste de cero euros, sin importarle demasiado las especificaciones técnicas. Puede que le guste tener un móvil de diseño atractivo, pero no es un apasionado de la tecnología.

Creo que esto se puede aplicar a cualquier ámbito de la vida. Todos nosotros tenemos pasiones, y una vez que sabemos cuáles son, está bien gastar un poco más en ellas, dando por hecho que podemos pagárnoslas o ahorrar para conseguirlas.

El problema del exceso de gasto llega cuando nos dedicamos a gastar también de más en áreas que en realidad no son importantes para nosotros. Por ejemplo, si mi amigo no fuera un apasionado de la tecnología y aún así se gastara ese dinero en un móvil conla última tecnología para limitarse a hacer llamadas, diría que está malgastando su dinero. Si no te apasionan los coches y conducir, comprar un coche de lujo probablemente es una muy mala decisión.

Poniéndome como ejemplo, a mí me apasionan los libros. En mi casa tengo más de mil repartidos por todos los rincones. Quiero que mi casa sea funcional y que tenga huecos y espacios para poner mi colección. Sin embargo, no me interesan en absolutos las cuberterías, los adornos de porcelana y demás cosas que la gente suele guardar en sus armarios y poner en las estanterías. Si me gastara el dinero en una cubertería de alta calidad o un juego de porcelana solo por capricho, porque me parece bonito, sería algo completamente absurdo.

Al final, tengo dos o tres pasiones auténticas en mi vida en las que no me importa gastar algo más de dinero si me lo puedo permitir fácilmente. Fuera de esas cosas, soy absolutamente frugal.

¿Cuál sería tu actitud ante este tipo de compras? ¿Qué es lo que sueles hacer?

Si este artículo te ha parecido interesante y hablas inglés, visita thesimpledollar.com.