La condición humana ante los mercados

Cuando operamos en los parqués se tienen que tomar decisiones importantes ante un mercado financiero tan difícil como es el de la Bolsa de Valores, y para poder obtener buenos beneficios o altas rentabilidades por nuestro dinero invertido en acciones de empresas cotizadas, es prioritario conocer algunos aspectos de la psicología inversora y cómo ésta afectará al resultado final de la inversión realizada.

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Las palabras Psicología e Inversión en Bolsa van unidas, desde el momento en que cualquier pequeño o mediano inversor esté dispuesto a arriesgar su capital destinado a la inversión para lograr el éxito bursátil deseado por todos. Pero, por mucho interés que el inversor novel le ponga a este tema: ¿Cabe la posibilidad de que nuestra mente nos haga errar a la hora de tomar decisiones?, La respuesta a esta cuestión es… ¡SÍ!

Está en el propio inversor llegar con su aprendizaje continuo al nivel óptimo que le permita controlar los difíciles impulsos emocionales, entre otros aspectos de tipo psicológicos, que son los que determinarán cometer más errores de los previstos antes de proceder a plantearse la propia inversión.

Existe en la bibliografía bursátil una teoría llamada “tradicional”, que predomina en sus principios con la presencia omnipotente del denominado “inversor racional” o persona que carente de estímulos externos o despreciando los mismos y controlando sus emociones internas, es capaz de ejecutar las operaciones de compra-venta de acciones consiguiendo un máximo de rentabilidad y beneficio.

CONSEJOS SOBRE PSICOLOGÍA EMOCIONAL Y BOLSA

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La realidad de los mercados y de sus partícipes suele ser otra bien distinta y la práctica diaria refleja de manera evidente que, la teoría tradicional dista mucho de ser aplicada por parte de miles de inversores cuando llegan los momentos de alta volatilidad o fuertes correcciones del mercado. La psicología emocional del inversor nos demuestra constantemente que aspectos como el reconocimiento financiero personal o familiar, el ego inversor, la avaricia, el pánico, la insensatez, o la simple ansiedad y el miedo a perder, son condicionantes para no aplicar los conocimientos adquiridos ante situaciones bursátiles complejas.

El inversor racional realizará de manera correcta la planificación de su cartera de inversión, preparará sus estrategias, marcará sus límites de pérdidas –Stop Loss– y de manera disciplinada ejecutará su sistema previsto con antelación desoyendo los rumores mediáticos o interesados e ignorando los puntuales momentos de fuertes fluctuaciones en los precios de las acciones, en pos, de lograr conseguir sus objetivos financiero-dinerarios deseados.

Operar con éxito en los mercados no es tarea fácil, para un buen inversor que aspire a prolongar su estancia temporal en Bolsa la diferencia que pueda existir entre los motivos psicológicos financieros y los que no lo son no suelen ser tan distintos ahora bien, utilizar la lógica, mantener la mente fría, no caer en “movimientos borreguiles”, y tener claro en qué terreno bursátil (ciclo alcista o bajista) se está jugando la partida, puede ser el principio de un control anímico y emocional que nos impulse a no cometer más errores de los comunes, propios de lo que hemos venido llamando: “La condición humana ante los mercados”.

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La frase elegida para este artículo dice así:

El que es capaz de dominarse hasta sonreír en la mayor de sus dificultades, es el que ha llegado a poseer la sabiduría.

-Anónimo-

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