Muchos de nosotros tenemos dudas en el momento de contratar un seguro, y quien de nosotros no conoce un familiar, un amigo o un conocido que más o menos se dedica o conoce este mundo y nos aconseja cual es el mejor seguro para nosotros. Ante ello mucho cuidado, puede hacernos perder mucho dinero e incluso ponernos en riesgo.
Lógicamente no significa que debamos dudar de la persona que nos aconseja una determinada póliza o una determinada compañía, pues esta persona de buen seguro que lo hará con toda la buena voluntad, con el objetivo de ayudarnos, y puede que esta persona realmente conozca de lo que habla y nos de una buena opción pero no siempre es así.
En ocasiones y a pesar de haberlo hecho con toda la buena fe, puede que la persona hable de oídas, o por ejemplo que desconozca al dedillo todas las coberturas y limitaciones de la póliza, así como que desconozca las alternativas que existen en el mercado. Así, que ante cualquier recomendación será lógicamente positivo que la tengamos en cuenta pero sin sacralizarla ni darla por buena de buenas a primeras.
Haremos bien si contratamos con perspectiva profesional, si comparamos, si buscamos, nos informamos y asesoramos adecuadamente, y entonces sí, una vez comprobado y verificado las bondades por la persona dadas podremos contratar sin riesgo a equivocarnos, podremos contratar con total garantía y satisfacción para nosotros.
Así que ya lo sabemos, nuestros familiares, amigos o conocidos pueden tener muy buenas intenciones y pueden decirnos las cosas con su mayor buena intención, pero no siempre son especialistas en la materia, entonces nunca está de más corroborarlo y en todo caso ponernos en mano de auténticos profesionales, unos profesionales que de buen seguro nos llevarán por el camino acertado, acertado para nuestro bolsillo y para todo lo relacionado con el seguro en cuestión.