Entras un día en la tienda de software y descubres que ha salido la última versión de un juego o un programa que te gusta. Coges la caja y miras la lista de novedades que trae la aplicación. Y sientes que crece el impulso -la necesidad de gastar. Todos podemos identificarnos con esta situación o una similar.
Muchos ya habrán sucumbido al impulso. Otros reflexionarán sobre el dinero que les va a costar, sobre si realmente necesitan el producto, y empezarán a tener dudas. Ese es el momento de decir: «Voy a usar la regla de los 30 días. Si todavía quiero este producto dentro de un mes, lo compraré».
La regla los 30 días es un método sencillo para controlar el impulso de gastar. En los siguientes cinco puntos describiré cómo funciona:
1. Cada vez que sientas el deseo de derrochar -da igual que sea en unos nuevos zapatos, un videojuego o un coche- oblígate a parar. Si ya tienes el producto en la mano, vuelve a dejarlo en su sitio. Sal de la tienda.
2. Cuando llegues a casa, coge un trozo de papel y escribe el nombre del producto, la tienda donde lo viste y el precio. Anota también la fecha.
3. Colocar esa nota en un lugar visible: el calendario, el frigorífico, etc. Yo, por ejemplo, la pongo en un archivo de texto o en un marcador del navegador.
4. Durante los próximos 30 días, piensa si realmente quieres ese producto, pero no lo compres.
5. Si para final de mes sigues teniendo ganas de adquirirlo, será el momento de comprarlo (pero no a crédito, a ser posible).
Y eso es todo, simple pero sorprendentemente eficaz. La regla de los 30 días funciona especialmente bien porque en realidad no te estás negando algo, simplemente estás aplazando la gratificación. Esta regla tiene otra ventaja añadida: te da la oportunidad de investigar sobre lo que vas a comprar. Y eso te puede salvar de más de una mala adquisición.
Por ejemplo, tras ver el anuncio de un nuevo producto cosmético, salí a la calle con intención de comprarlo a pesar de su elevado precio. Afortunadamente no lo encontré. Al volver a casa, busqué por Internet opiniones de otros usuarios sobre el cosmético en cuestión y descubrí que la gran mayoría de las opiniones eran extremadamente negativas. Al día siguiente ya no tenía intención alguna de efectuar la compra.
Empecé a usar la regla de los 30 días hace un par de años. No siempre me acuerdo de aplicarla, pero cuando lo hago, funciona. A veces la necesidad de comprar crece durante una semana o dos, para desaparecer completamente. Es raro que decida que necesito algo -de verdad- tras esperar un mes.
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