Algunos lectores me han señalado últimamente los riesgos de la «excesiva frugalidad«. Cito a xavi textualmente: «Como terapia esta muy bien. Pero si todo el mundo hace lo que tú… es decir, si no consumimos no producimos y entonces ya me dirás como salimos de la crisis». No es la primera vez que oigo este tipo de razonamiento, y siempre me hace reflexionar sobre el gran ecosistema que es la economía, sobre todo en el mundo globalizado actual, donde todo esta interrelacionado.
Siempre suelo recordar al pensar en esto en la famosa década perdida japonesa tras la explosión de su burbuja financiera e inmobiliaria, el aumento del paro (los japoneses no estaban nada familiarizados con esa palabra, a diferencia de los españoles, y el retraimiento de los consumidores nipones. De hecho, a día de hoy no se ha recuperado el ritmo de gasto de los años 80. Es evidente que la caída a plomo del consumo fue un factor que contribuyó a la crisis, aunque ciertamente no el único.
En todo caso, me mantengo en mi idea de que no es malo que retornemos a una contención del gasto como consumidores.
Otros puntos de vista
Aunque hay muchos analistas que opinan que la caída del consumo es lo que nos conduce a la recesión, otros mantienen la teoría de que no es éste el factor determinante, sino la falta de crédito. Esta teoría apunta a los bancos como los causantes por su poca disposición a seguir prestando dinero. ¿Qué deberían los consumidores hacer, entonces?
Pues seguir ahorrando y gastando menos de lo que ingresan. Mantener las compras a crédito al mínimo o a cero. No es nuestro deber gastarnos el dinero en productos y/o servicios que en realidad no necesitamos. No hay ninguna necesidad de que sacrifiquemos nuestra seguridad financiera futura por el bien común. De todas formas, no funcionaría. La economía se pondrá en orden por sí misma, nos compremos el piso este año o el que viene.
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