Uno de los mayores desafíos cuando estamos ahorrando para hacer una compra grande o media es decidir cuándo llevarla a cabo. Tres ejemplos:
Estuve tres años ahorrando para comprarme un coche nuevo. De hecho, el último año me lo pasé viendo compras potenciales mientras continuaba ahorrando hasta decidirme por un modelo en concreto. Terminé gastando bastante menos de lo que había ahorrado, pero mientras buscaba el modelo “perfecto” mi coche viejo estuvo más tiempo estropeado que funcionando, así que fue bastante engorroso y tuve que hacer gastos en reparaciones. Ahora pienso que debería haber dado el salto mucho antes.
Durante dos años estuve hablando de lo útil que me resultaría un ordenador portátil para no tener que trabajar todo el rato pegada al PC de mesa. Estuve mirando modelos de segunda mano durante mucho tiempo, pero cuando ya me había decidido por uno aparecía otro de mejores características, aunque un poco más caro. Así que me decía: “ahorro un poco más y compro este otro”, pero al final también perdí un montón de tiempo durante el cual podría haber estado disfrutando del laptop.
Tengo un amigo que quiere comprarse un Tablet PC, y en este mismo sentido, ha estado explorando las diferentes opciones del mercado, tanto en España como en Estados Unidos, buscando uno que le satisfaga por completo. De momento ha encontrado unos cuantos que tienen casi todas las características que busca, pero aún así está dudando entre lanzarse y comprarlo ahora, o seguir esperando a que salga un nuevo modelo que le dé el 100% de lo que está buscando.
En cada caso (aunque tengan sus propias especificidades), la compra ha sido muy pensada, pero el problema es saber exactamente cuándo hay que realizarla.
Si esperamos, los precios suelen bajar y aparecen más funcionalidades, pero perdemos un tiempo precioso durante el cual podríamos haber estado usando el artículo en cuestión.
Por ejemplo, con el tema del coche, tuve que limitarme a hacer compras cerca de casa y en poca cantidad, en lugar de llenar el maletero como hacía antes una o dos veces al mes, porque tenía el coche estropeado. Esto, junto con las reparaciones, probablemente me hizo generar unos gastos extras en los que no habría incurrido si no hubiese demorado tanto la decisión de compra. Conseguí un coche a mejor precio, pero perdí dinero por otra parte.
En cuanto a la Tablet, mi amigo puede decidir comprar ahora mismo una que se ajuste casi del todo a sus necesidades – aunque no al 100%. Sin embargo, también puede decidirse a seguir esperando hasta que la Tablet “perfecta” salga al mercado (algo que puede ocurrir en cinco meses o en cinco años), pero teniendo en cuenta que le va a dar un buen uso como estudiante que es ahora, tal vez esté perdiendo el tiempo de forma absurda, y también eficiencia.
Está claro que este tipo de compras necesitan un cierto equilibrio.
Primero, no efectuar la compra a no ser que tengamos el dinero ahorrado. Si puedes vivir sin ese artículo, aunque experimentes algunos inconvenientes, no te endeudes para comprarlo ni alteres mucho tus planes financieros. Lo más seguro es que puedas hacer un plan de ahorro y evitar quebraderos de cabeza posteriores.
Segundo, separa las características que el producto debe tener de las que te gustaría que tuviera. Cuando compré mi laptop conseguí hacer esta separación y, afortunadamente, compré el ordenador justo cuando más lo necesitaba. Aún así, casi espero demasiado. Con el coche no fui capaz de hacerlo, y acabé pagándolo. Por eso le he aconsejado a mi amigo que busque una Tablet que se adapte a lo que realmente necesita, y no a lo que idealmente le gustaría tener.
Tercero, asegúrate de que esas funcionalidades que consideras como “necesarias” te reportan un beneficio real, y no son simples deseos. Este punto es una extensión del anterior. Hay ocasiones en las que no entendemos realmente si lo que estamos comprando va a tener una aplicación en nuestro trabajo o en nuestra vida, simplemente creemos que es algo necesario sin que lo sea. Muchas veces solo empezamos a separar realmente lo que es una necesidad de lo que no es más que algo deseable cuando estamos comparando distintos modelos.
Por último, una vez que hayas encontrado el producto adecuado, cómpralo lo antes posible. No esperes más tiempo del necesario para comprar algo que va a mejorar tu vida. Tienes el dinero y tienes el producto, así que no necesitas seguir posponiendo la compra. Por supuesto, no digo que no busques el mejor precio que puedas obtener, pero pregúntate qué te estás perdiendo mientras esperas.
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