Queridos inversores, la búsqueda de la posesión del dinero es una constante histórica humana desde que este se inventó y acuño hace muchos siglos. Por lo tanto, la consecución de lo que podríamos denominar el éxito financiero es una quimera para millones de habitantes del planeta.
Hace muchos años y en época de crisis parecida a la actual se escribió una historia donde una persona adulta interrogaba a un niño sobre su futuro. A la famosa y muchas veces utilizada pregunta de: ¿Qué quieres ser cuando crezcas y seas mayor?, esperando la típica y tópica respuesta habitual de que quiero ser bombero, policía, médico o astronauta, el niño sorprendió al adulto contestándole fría y descaradamente: “Cuando sea mayor quiero ser rico”.
La anécdota de la historia relatada, podría quedar en una simple respuesta infantil sin más implicaciones de tipo moral o educativo, pero este hecho nos puede ayudar a reflexionar desde un punto de vista financiero y humano, dado que la inocente ambición del niño es muy compartida por la mayoría de los mortales. Porque: ¿Quién conoce a alguien que desee ser más pobre a medida que envejezca?
La importante pregunta que hoy nos podemos plantear en esta sección llamada Consejos de Bolsa, dedicada especialmente para los “pequeños y medianos inversores” y siempre en un lenguaje -lo más coloquial posible- es la siguiente: ¿Qué significa ser rico? Algunas personas pueden pensar que la consecución de un gran patrimonio personal es la definición perfecta de lo que es tener éxito económico, pero quizá, sea una manera equivocada de ver este tema.
Muchos inversores e incluso los que han llegado a ser ricos, piensan en el éxito financiero como en algo solamente de números, 100.000€, 1,000.000€, 100 millones de euros etc. Pero según algunos psicólogos del mundo inversor, solamente cuando el individuo encuentra el verdadero propósito de su vida y es capaz de calcular la cantidad de dinero que necesita para conseguir alcanzar sus sueños terrenales, conseguirá saber qué cantidad monetaria necesita para lograr sus propósitos y llegar a sentirse de verdad realizado como persona.
Por lo tanto no solo es cuestión de cantidad, sino más bien, en este terreno inversor entra en juego otro aspecto psicológico como es… la calidad de vida. Evidentemente no es incompatible llegar a tener fortuna personal con lograr la felicidad –de todo hay en este mundo- pero también es importante calibrar lo que usted está dispuesto a sacrificar en el terreno personal o familiar para conseguir hacer realidad sus sueños monetarios.
COMENTARIOS Y CONSEJOS
Partiremos de la base de que “soñar es gratis”, por lo tanto el inversor debe preguntarse a sí mismo en la realidad: ¿Que es lo que le gustaría hacer dentro de unos años? Esto le ayudará a crear una imagen más clara de sus metas para el futuro y servirá como punto de partida para intentar averiguar que sacrificios le van a costar la consecución de dichas metas financieras.
Las siguientes cuestiones humanas que deberá plantearse el inversor pueden ser del tipo que se reseñan:
- Los grandes sueños reales: Suponiendo que para el inversor el dinero, no sea un fin en sí mismo, la pregunta esencial es: ¿Qué es lo que de verdad le gusta hacer?… ¿Viajar y conocer nuevos países? ¿Montar su propio negocio? ¿Pescar todos los días frente a su bonita casa en la playa? No pasa nada por soñar en voz alta, por descabellados que en la actualidad “estos sueños” le puedan parecer. Cuanto más detalladas sean sus metas personales, más fácil será desarrollar un plan para llegar a estas.
- ¿Cuánto dinero necesitaré para conseguirlo?: Los sueños cuestan dinero, por lo tanto se debe calcular – siempre de forma aproximada- que cantidad monetaria se necesitará para pagar dichos sueños. Solo debe consultar los precios actuales de lo que usted desea, añadirles un porcentaje determinado según el periodo temporal estipulado y no olvide añadir los “gastos corrientes” de la vida cotidiana.
Por último, una vez que se conocen los deseos futuros y lo que estos costarán para conseguirlos se debe pasar al terreno de la planificación financiera, en ella, se debe contar con los ingresos corrientes, probabilidades de aumento futuro, inversiones, ahorro y asesoramiento. Porque con tesón, autoconfianza y suerte, se podría llegar a realizar un sueño expresado alguna vez cuando se era niño y que decía: “Cuando sea mayor quiero ser rico”.
(Ver artículos “Los principales errores del inversor” y “Apalancamiento el arma de doble filo”).
La frase elegida para este artículo dice así: “Si un artesano estuviese seguro de soñar por espacio de doce horas que es rey, creo que sería casi tan feliz como un rey que soñase doce horas que es un artesano”, Blaise Pascal.
Nosotros en Consejos de Bolsa, seguiremos asesorando sobre finanzas para lectores como usted. Esto será otro día.