Ya nos decían nuestros padres y abuelos que “nadie da duros a cuatro pesetas” y eso llevado a la actualidad, en un mundo donde ya no existen los duros ni las pesetas, pero en un mundo donde nadie sigue sin regalar nada a cambio de nada, esa afirmación sigue bien vigente y de actualidad también en el ámbito de los seguros.
Y ello debe mencionarse pues es común que como gancho, como estímulo o como atractivo para contratar un determinado seguro nos ofrezcan unas ventajas o un regalo, y eso que en muchas ocasiones puede resultar interesante si simplemente es una promoción comercial, puede no resultarnos tan interesante o incluso nada interesante, si al final resulta que indirectamente estamos pagando nosotros mismos la ventaja o el regalo que recibiremos.
Lo dicho es especialmente aún más destacable por ejemplo en el caso típico que nos ofrecen un periodo de cuotas gratis desde la contratación de la póliza, o más aún en el caso que por ejemplo por comprar un vehículo nos regalan el primer año de la póliza del seguro del mismo, estas ofertas están bien, pero ¿con qué condiciones? Así, mientras regalarnos esas cuotas puede igual ser un buen complemento a la compra, también puede suponernos una carga indeseada, y es que hemos de hacer números.
¿Qué nos costaría por ejemplo comprar ese coche en un sitio donde no nos regalen el año de seguro gratis? ¿Lo mismo? Entonces evidentemente el regalo de cuotas será simplemente una promoción comercial, si resulta que al contrario el precio del vehículo incluye indirectamente ese sobreprecio entonces ya no nos será rentable. Del mismo modo que no nos será rentable si aceptar el año de seguro gratis incluye aceptar algunas contrapartidas como periodos más amplios de permanencia con la compañía u otras.