Que lo barato puede salirnos muy caro sucede en casi todos los productos o servicios que podamos adquirir o contratar, y si ello lo trasladamos al segmento de los seguros nos encontramos con que podemos poner en grave riesgo incluso aquello que pretendemos proteger, precisamente por protegerlo inadecuadamente.
¿Con esta entrada se pretende decir que todos los seguros low cost, que los seguros baratos son malos por sí mismos, y que protegen inadecuadamente simplemente por ser baratos? No, no es eso, ni muchos menos, existen compañías que ofrecen seguros a muy bajo coste, incluso existen compañías que hacen de ese segmento de mercado su bandera y ofrecen grandes opciones, pero no siempre es así.
Hablar de algo barato por hablar, no sirve. No sirve, que tan solo sea barato, no sirve que tan solo tenga un bajo coste, sirve todo eso si además nos ofrece el servicio y la prestación que precisamos, de no ser así, precisamente lo barato será muy caro, pues en realidad es dinero malgastado, sin sentido, al que no le sacaremos ninguna utilidad y que será como tirar dinero por un pozo sin fondo.
Como se decía una cosa son las limitaciones lógicas de las compañías low cost en reducción de estructura corporativa y demás, y otra es en una reducción en prestaciones, en coberturas que protejan al asegurado, y es en este último punto donde debemos estar muy alerta y antes de contratar cualquier seguro conocernos muy bien el condicionado.
Conocer el condicionado y confrontarlo con opciones que no sean de bajo coste, así y solo así podremos ver si realmente las fortalezas y ventajas del bajo coste parten de ofrecer un coste barato gracias a una merma en costes estructurales o si nos quieren quitar coberturas que son pilares del seguro a contratar.