En fechas recientes se ha producido una división entre los países productores de petróleo ante la baja del precio del crudo provocada a los riesgos económicos y la reincorporación al mercado de la producción libia. Esto ha llevado a la organización a debatir hasta dónde deberían dejar que baje el precio sin tomar ninguna medida al respecto.
Esta semana, el precio medio del crudo vendido por los países de la OPEP y el del barril Brent, el más demandado por los compradores, han cerrado por debajo de los 100 dólares el barril, algo que no ocurría desde febrero.
Algunos productores de la OPEP han empezado a hacer sonar las alarmas sugiriendo la necesidad de una reunión de emergencia si el precio del barril baja de los 85 dólares, o incluso de los 90. Otros miembros de la organización, entre ellos Arabia Saudí y Kuwait, le han quitado importancia a la actual bajada en el precio y no ven la necesidad de tomar ninguna medida.
Irán es partidario de dicha reunión de emergencia si los precios siguen a la baja, pero de momento se considera algo prematuro con este nivel de precios. En todo caso, el país no ha especificado cuál es el precio mínimo ante el que la reunión estaría justificada.
Sin embargo, otros países han empezado a establecer con claridad cuál es el precio por debajo del cual considerarían la situación “inaceptable”: una media de 85 dólares por barril. Teniendo en cuenta que la media actual en Londres y Nueva York es de 92 dólares por barril, y que algunos países africanos no quieren tolerar tampoco que el Brent caiga por debajo del los 90 dólares (en la actualidad está en 102), la posibilidad de que se adelante la reunión prevista para diciembre no es nada descabellada.
Esta división es consecuencia de las batallas internas que dividen a dos grupos de productores claramente diferenciados tras una cumbre de junio llena de tensiones. Una facción de los productores del Golfo Pérsico liderada por Arabia Saudí presionaba por aquellas fechas a favor de un incremento de la producción para cubrir la posibilidad de una menor entrada de crudo libio. Otro grupo, liderado con éxito por Irán, argumentó que la recuperación económica era demasiado débil como para justificar un aumento de producción.
Sin embargo, Arabia Saudí ha estado poniendo más petróleo en el mercado y sigue haciéndolo, alcanzando una producción de 9,8 barriles diarios, en comparación con los 8,5 barriles previos a la crisis libia. El país afirma estar convencido de que cualquier caída importante en el precio durará poco tiempo, y se compromete a reducir la producción si el mercado lo requiere como, por ejemplo, en el caso de una menor demanda.
La situación actual del petróleo contrasta claramente con la que teníamos a principios de año, durante un clima de clara inestabilidad política en los países árabes que disparó el precio del crudo. De momento, y a pesar de las últimas ligeras subidas, parece que la tendencia es a la baja. Está por ver si la OPEP, llegado el caso, consensúa finalmente un acuerdo para reducir la producción y mantener o aumentar el precio del barril.