Muchas veces hemos dicho que los grandes bancos y cajas de ahorro no suelen intervenir en el mercado de depósitos a plazo si no es para marcar tendencias o propuestas muy bajas. Prueba de ello es el Depósito creciente 18 meses de BBVA, depósito que merece más bien poco.
Tal como el nombre lo indica, es un depósito que tiene un plazo de un año y seis meses. Su media o el beneficio completo del depósito es del 1% TAE con un máximo de 1,10% en el tercer semestre. No se permiten imposiciones posteriores y de lo único bueno que posee es que tiene pagan los intereses cada tres meses. Ni tan siquiera es renovable y se puede contratar tanto por sucursal como por teléfono. Desde luego no estamos ante uno de los depósitos más rentables del mercado.
La cancelación total está permitida y no nos cobrarán comisión alguna por ello. Eso sí, hay que tener en cuenta que el producto nos dará liquidez a partir de los seis primeros meses y en caso de cancelación anticipada nos impondrán una penalización del 4% si bien ésta no puede superar los intereses devengados. Las disposiciones parciales no están aceptadas.
Como vemos, el producto no llama nada. Y es que la razón de que ofrezcan depósitos de este estilo es que su negocio no está en este tipo de productos, harán lo mínimo para poder promover este tipo de inversiones (sacando productos del estilo, sí, pero lo justo como para que alguno caiga) y lo máximo para que la gente utilice su entidad para otro tipo de inversiones. Los depósitos suelen ser productos estrella de las pequeñas entidades financieras porque son la manera más fácil y rápida de conseguir liquidez.
Como las grandes entidades normalmente no tienen este tipo de problemas pues se dedican a otro tipo de productos, algunas veces más arriesgados y que muchas veces ofrecen considerables ventajas para quien pueda invertir mucho.