Desde esta sección de Consejos de Bolsa asesoramos y ayudamos en su formación fundamental y técnica a gran cantidad de pequeños y medianos inversores e incluso a los lectores –no inversores- que por simple curiosidad o interés financiero quieren saber cosas como: ¿qué es un banco malo?, ¿qué es la gestión del riesgo?, ¿para qué sirve la deuda pública?
Hace ya muchas décadas que existen los mercados financieros y entre ellos podemos destacar el más mediático y reconocido que es el mercado de valores, con su compra y venta de acciones diarias por parte de muy diversos tipos de personas de muy diferente preparación técnica o nivel económico. Por lo tanto, es muy común que durante mucho tiempo casi de manera perpetua se repitan en los inversores los mismos miedos, desconfianzas, recelos y dudas ante el planteamiento de participar en los mercados mediante la compra de acciones.
Dentro de esas primeras dudas, los nuevos inversores pueden plantearse un interrogante muy habitual: una vez que la empresa cotizada ha colocado sus acciones, ¿qué interés tiene en sus cotizaciones posteriores? Una vez sacadas a la venta, los nuevos propietarios se las intercambiarán en el mercado a los precios que estimen oportunos o simplemente estarán caras o baratas según su oferta y demanda. Pues la respuesta a la pregunta citada sería que puede la empresa obtener beneficios de reconocimiento empresarial, prestigio en su sector, mayor confianza en los mercados de valores, mayor beneficio futuro y, lo que es más importante, mejores condiciones posteriores de financiación ante las entidades financieras o nuevas emisiones de acciones hacia los inversores.
Otra cuestión de relevancia que se puede plantear cualquier inversor novel es la siguiente: si ya vendió las acciones correspondientes en su salida a Bolsa a sus actuales propietarios (accionistas), ¿qué beneficio saca la empresa a la hora de dar periódicamente dividendos a sus accionistas?
El interés porque se puedan repartir los beneficios obtenidos, entra dentro de lo que yo llamaría: “El acuerdo beneficioso de las partes”. Por un lado, la empresa ha conseguido una financiación importante para su funcionamiento y expansión con la intención de generar beneficios futuros para el poseedor de sus títulos y por otra el inversor recibe un compromiso de retorno monetario de su apuesta inversora, en forma de dividendos, sin que pierda su porcentaje de participación en la empresa elegida.
Una tercera duda es la referida a temas como pueden ser la recompra de acciones propias o su autocartera. El pequeño futuro inversor pensará: ¿Para que mantienen las empresas parte de sus acciones en propiedad? Pues la explicación lógica a este interrogante tiene dos vertientes:
- Autocartera: Al mantener títulos en su propiedad, estos se pueden revalorizar al igual que el resto de los mismos en los mercados obteniendo un mayor valor financiero para la empresa.
- Recompra de acciones: Esta opción bursátil empresarial consiste en retirar del mercado acciones propias –amortización- para beneficiar a sus inversores, dado que al existir menos títulos en circulación el porcentaje de cada participe aumentará. No olvidemos que ser accionista de una empresa es igual a ser propietario en forma porcentual de la misma.
CONSEJOS PARA INVERTIR EN LOS MERCADOS
Vivimos en una sociedad donde el factor tiempo siempre es un temible compañero de viaje y acompañante diario en nuestras tareas cotidianas. La falta del mismo, condiciona nuestras decisiones por lo que debemos saber utilizarlo de manera conveniente para los “asuntos importantes”, como pueden ser las inversiones bursátiles.
Muchos ciudadanos son capaces -utilizando mucho tiempo- de aprenderse de memoria las especificaciones técnicas de un teléfono móvil o el funcionamiento y manejo de una video-consola, pero… ¿Qué tiempo han utilizado para adoptar una decisión de compra de acciones?
Pues eso, al final como hemos podido comprobar todo lo económicamente alcanzado por el inversor suele ser producto de inteligencia, experiencia, técnica, disciplina, suerte y como no…¡¡¡ TIEMPO !!!
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La frase elegida para este artículo dice así: “Aquel que duda y no investiga, se torna no solo infeliz, sino también injusto”, Blaise Pascal.
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