Cuando se habla de economía, son muchas las personas que se “desconectan” de las conversaciones familiares, de trabajo o con los amigos, ya sea bien por falta de conocimientos técnicos, miedo a meter la pata o simplemente por creer que esta faceta de la vida cotidiana no va con ellos.
Vivimos en un país donde históricamente por falta de cultura financiera, todo lo relacionado con la economía, el capital o la inversión, se ha visto generalmente como algo exclusivo y destinado para las altas clases sociales, ricos empresarios y arriesgados especuladores buscadores de fortuna. Todo esto ha cambiado en los últimos 30 años. A partir de la década de los 90 del siglo pasado, el acercamiento de gran parte de los ahorradores – asiduos de los depósitos a plazo – hacia productos financieros que contenían una parte invertida en renta variable, como los fondos de inversión, con la finalidad de conseguir una mayor rentabilidad para su capital, hizo que progresivamente fuese aumentando el interés general por los temas económicos y financieros.
Durante este largo periodo temporal, la búsqueda de unos mayores beneficios por la apuesta inversora realizada por los nuevos inversores, ha ido llevando a éstos mediante la compra de acciones a momentos de euforia y éxito entre los años 1993 hasta el año 2000, con el boom de las empresas de internet, para posteriormente corregir los excesos desde el año 2000 al 2003. Tras ese fuerte castigo bursátil vino la “era del ladrillo” con fuertes y numerosas inversiones realizadas mediante el uso extendido de las operaciones vía internet, donde influenciados por tipos de interés bajos y altas facilidades de crédito bancario crearon la burbuja especulativa que explotó a finales del año 2007 y de la cual todavía nos estamos recuperando en la actualidad de forma excesivamente lenta.
La economía y los mercados bursátiles de hoy en España y el resto de países modernos avanzados del mundo presenta de forma recurrente, fuertes vaivenes financieros con cierta desafección para las clases medias en las inversiones. Pero, por el contrario, existe también un seguimiento mediático al minuto de los mercados y los economistas especializados en la materia que expresan por distintos medios sus análisis y valoraciones de futuro, a veces, se les ven como personajes distantes que: “Anticipan lo pasado”. Para ver como desarrollan su función desde una visión humorística – algo muy español – nos permitiremos leer algunos relatos o chistes dedicados a tan loable profesión:
EL CHICO DE LOS PERRITOS
“Un día una mujer fue a dar un paseo por su barrio y se encontró con un muchacho que tenía varios cachorros. ¿Quiere un perrito?…Pero si son muy pequeños y no están preparados para vivir en otras casas todavía, ¡ Ya veremos dentro de unas semanas!
La verdad es que son adorables, dijo la señora. ¿Qué clase de perros son?
¡ Estos perros son economistas !
Bueno, se lo comentaré a mi marido.
Así que se fue a su casa y se lo contó a su marido. Él se mostró muy interesado en ver a los cachorros. Una semana más tarde se encontró con el muchacho, los cachorros estaban muy activos.
¡ Hola señor!… ¿Quiere un perrito?
Creo que mi esposa habló contigo la semana pasada. ¿Qué clase de perros son estos?
¡Oh! Estos son los analistas de inversión.
Dijo el señor: “Pensé que dijiste la semana pasada que eran economistas”.
Y el chico respondió: “Si, pero han abierto los ojos desde entonces”.
EL MATEMÁTICO, EL CONTABLE Y EL ECONOMISTA
“El entrevistador llama a un matemático y le pregunta… ¿Qué suman dos más dos? El matemático responde: “Cuatro”. El entrevistador pregunta… ¿Cuatro exactamente? El matemático mira al entrevistador con incredulidad y dice: “Si, cuatro exactamente”.
Luego el entrevistador llama a un contable y le hace la misma pregunta: ¿Qué suman dos más dos? El contable dice… “En promedio, cuatro – más o menos el diez por ciento, pero en promedio…Cuatro”.
Por último el entrevistador llama a un economista y la plantea la misma pregunta: “Qué suman dos más dos? El economista se levanta, cierra la puerta, cierra la cortina, se sienta al lado del entrevistador y le dice: ¿Qué es lo que quieres que sumen?
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La frase elegida para este artículo dice así: “La sabiduría es un adorno en la prosperidad y un refugio en la adversidad”, Aristóteles.