Hace poco tiempo tuve una conversación con una señora que ha empezado a trabajar hace poco en la cocina de un comedor de primaria.
¿Por qué escoger ese trabajo? La razón es sencilla. Sus hijos, los hijos de sus amigos y ahora uno de sus nietos han ido a esa escuela. Además, tiene mucha experiencia en la cocina y le gusta poder cuidar de los niños que conoce.
Para resumirlo de forma simple, es un trabajo que le gusta. Disfruta de verdad haciéndolo y eso se nota en cuanto oyes las historias que cuenta. A pesar de eso le dije que era un trabajo muy poco agradecido, al menos desde mi punto de vista. Ella me respondió que si te gusta el trabajo, puedes convertir las cosas malas en algo positivo, pero si lo odias, incluso las cosas buenas te parecerán negativas.
Lo cierto es que cuando odias un trabajo, lo mejor es pasar el mayor tiempo posible haciendo las tareas de él que más te gusten (o que odies menos). Lo peor que puede ocurrir con esta política es que te echen de un trabajo que no te gustaba en absoluto, pero también puede ocurrir lo contrario – que empieces a realizar un trabajo mucho mejor. Y antes de que la gente se me tire a la yugular, sé que no todo el mundo puede correr riesgos con el trabajo en estos tiempos de crisis, pero estoy hablando en hipótesis para los que si puedan, o quieran, probar una forma distinta de hacer las cosas.
Todos los trabajos pueden beneficiarse de poner las cosas en perspectiva. En uno de mis trabajos anteriores, odiaba la enorme cantidad de papeleo que tenía que hacer. Al final, llegué a un punto en que empecé a ignorarlo deliberantemente hasta que me vencía el plazo. Tengo que decir que alguna vez me pasé de tiempo, pero conseguí que mi trabajo no fuera tan aburrido e incluso más productivo.
Mantengo esta misma filosofía cuando escribo. Si algo me está aburriendo, durante unas horas cambio a otro tema, y casi siempre me funciona. ¿Por qué? Porque estoy haciendo algo divertido dentro de mi área de trabajo, y es en esos momentos cuando puedo llegar a un desempeño de alta calidad. Si me obstino en continuar con un tema muy aburrido, al final la calidad se termina resintiendo.
Este mismo concepto se puede aplicar trabajando en un McDonalds – algunas personas se desenvuelven mejor en la cocina y otras atendiendo a los clientes – o en una oficina. Si odias tu trabajo, descubre qué es lo que realmente detestas e intenta hacer lo menos posible en cuanto a esa tarea. Encuentra cosas que te gusten de él y vuélcate con ellas. Puede que se te escapen algunos detalles, pero lo más probable es que tu rendimiento mejore.
Todo el mundo gana cuando no odias tu trabajo, tanto tú como tus jefes. Tendrás una carrera más asentada, llegarás a casa más feliz y hasta puede que recibas un mejor salario.
Si sabes inglés puedes leer más artículos como este en thesimpledollar.com.
One Response to “El Amor y el Odio al Trabajo”
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