El banquero y el sapo

Queridos inversores, siempre debemos recordar que adentrarse en el mundo de la inversión es intervenir en los mercados de renta variable, donde con nuestro capital, podemos llegar a conseguir buenas rentabilidades en caso de acierto o fortuna y en el caso contrario, podemos sufrir un leve, fuerte o desgarrador descalabro dinerario –según los casos- si nuestra “apuesta inversora” no ha sido la adecuada.

Como venimos recordando habitualmente en esta sección denominada Consejos de Bolsa, el tema de ganar dinero participando en fondos de inversión, acciones, divisas, el oro y cualquier otra opción, producto o activo financiero, está normalmente ligado al binomio rentabilidad-riesgo, por lo que no existen los atajos para conseguir “hacerse rico” de manera rápida y fácil y en el caso de que alguien le ofrezca esa posibilidad, ya puede usted desconfiar de la proposición, porque todavía no se conoce a ningún inversor que se haya hecho millonario sin haber arriesgado de alguna forma su dinero.

En nuestro afán didáctico para hacer comprender y formar a los “pequeños y medianos inversores”, sobre las ventajas y riesgos que existen en todo tipo de inversión, hoy vamos a poner un ejemplo de lo que podríamos llamar habilidades financieras o tener vista comercial y de negocio. Para ello nos serviremos de un cuento o fábula, que nos puede demostrar claramente que las oportunidades aparecen cuando uno menos se lo espera y que a veces los negocios que para muchos aparentan ser ruinosos e inviables, para algunas personas, son fuente de inspiración comercial con capacidad de rentabilizarlos utilizando para esto la mejor arma que posee el ser humano, que es…¡¡¡el cerebro!!!

A continuación leamos este curioso e ingenioso relato, que llamaremos: “El banquero y el sapo”
“Un banquero caminaba un día por un parque, cuando se dio cuenta que una gran rana se encontraba en el borde de una laguna.
Cuando pasaba junto a él, el sapo de repente elevó la voz y dijo: Disculpe…pero…ummm…¿Es usted un banquero?
El banquero respondió, efectivamente sí, soy un banquero…¿Por qué lo preguntas?
¡Bueno!, dijo el sapo, yo era un importante analista financiero y mis pronósticos no salieron bien. El director general de mi corporación puso un hechizo sobre mí y me convirtió en sapo. Pero este hechizo se puede romper si un banquero me da un beso. Entonces podré volver a ser un analista financiero.
El banquero hizo una pausa durante un momento, luego se acercó, cogió al sapo, lo puso en su bolsa y comenzó a caminar largamente.
Después de unos minutos, el sapo elevó la voz: “Oye, ¿qué estás haciendo? Si solo dándome un beso puedo volver a caminar por mi cuenta todo lo que quiera y no me tienen que llevar”.
El banquero se detuvo, miró al sapo y dijo: “Es cierto…pero vales para mi mucho más como un sapo que habla… que… como un analista financiero”.

COMENTARIOS Y CONSEJOS

Como podemos aprender de este cuento fruto de la imaginación, siempre hay personas que son capaces de detectar un buen negocio donde otros ciudadanos no observan nada, la habilidad para localizar buenas oportunidades de inversión es una mezcla de intuición, técnica, valor, experiencia, conocimiento y preparación –entre otras muchas-

Mantener la mente abierta a las posibles ocasiones de negocio, vía empresarial o simplemente utilizando las nuevas posibilidades que nos da Internet e incluso las redes sociales, nos puede habilitar para ejercer de inversores capaces y preparados para capturar el beneficio que nos pueda proporcionar la oportunidad de los mercados, sin descartar –por supuesto- la inversión en Bolsa… que como todo en la vida…¡¡¡También tendrá su momento!!!

(Ver artículos “Imaginación para seguir siendo rico” y “El dinero y la fábula”).

La frase elegida para este artículo dice así: “El primer beso es mágico, el segundo íntimo, el tercero rutinario”, Raymond Chandler.
Nosotros en Consejos de Bolsa, seguiremos asesorando sobre la economía y las finanzas para lectores como usted. Esto será otro día.