Aunque aparentemente las intenciones de Papandreu convocando un referéndum ante la incredulidad mundial este lunes pudieran parecer puramente democráticas, parece que en realidad escondían una astuta intencionalidad política.
A fin de cuentas, su gobierno necesita del apoyo de la oposición en el Parlamento para poner en práctica el nuevo plan de austeridad, necesario para recibir el dinero del rescate. Por supuesto, la oposición estaba radicalmente en contra de un referéndum, así que anoche Papandreu les ofreció un trato. Ellos aceptaron y, listo, donde dije digo, digo Diego, referéndum desconvocado, más allá de la presión política que puedan haber ejercido Francia y Alemania.
Ahora el mundo ya puede relajarse… ¿o no? Aparentemente la oposición ha añadido una salvedad a su apoyo, y es la petición de que Papandreu dimita y convoque elecciones anticipadas, cosa que él no ha hecho, prefiriendo someterse al voto de confianza de la cámara. Muchos miembros de su propio gobierno eran completamente contrarios a la idea de un referéndum, así que si la convocatoria se hubiera mantenido, Papandreu habría perdido la votación casi con seguridad. Ahora el primer ministro ha conseguido superar la moción de confianza, muy posiblemente gracias a haber desconvocado el referéndum y conseguido el apoyo de la oposición para las medidas de austeridad…
Aunque viendo al líder de la oposición llamando a Papandreu de todo menos bonito, se podría pensar que aún cabe la posibilidad de que rompan el acuerdo. O tal vez no, porque el ministro de economía griego ha logrado darle la vuelta a la tortilla convirtiendo a la oposición en el hombre del saco y poniéndoles en una difícil posición si no votan a favor de las medidas de austeridad.
Así que la situación aún no está del todo clara. No obstante, podríamos dar por seguro que no se celebrará ningún referéndum. Sabemos que la oposición apoya el plan de rescate europeo o no se hubiera opuesto a él con tanta vehemencia, por lo que sería inconsecuente que no apoyaran las medidas de austeridad, sobre todo teniendo en cuenta que si Grecia no recibe el dinero se quedará sin fondos a mediados de diciembre.
Por supuesto, nada de esto elimina la posibilidad de que Grecia declare la bancarrota o salga del euro.
Y por si hubiésemos tenido pocas emociones fuertes esta semana, el italiano Mario Draghi ha sorprendido a todos bajando los tipos de interés del 1,5 al 1,25% nada más asumir la presidencia del Banco Central Europeo (BCE). Atrás queda la política de su predecesor Jean-Claude Trichet de mantener los tipos para mantener la inflación bajo control. Por el contrario, Draghi cree que la eurozona entrará en una “suave” recesión a finales de este año, por lo que confía en que la inflación baje y, a su vez, justifica el recorte de tipos.
Ni que decir tiene que, tras dos meses pidiéndole a Trichet que diera este paso, los mercados han reaccionado a este anuncio, en combinación con la desconvocatoria del referéndum, con subidas en los índices de las bolsas europeas y americanas.
¿Se impondrá al fin algo de orden en el gallinero de la crisis de deuda, o nos esperan más sorpresas?