Nada ni nadie en este mundo podrá mitigar, disminuir o hacer desaparecer el dolor, el sufrimiento de los que sufren un accidente de vehículo con graves consecuencias, ni por supuesto podrá hacerlo con las personas directa o indirectamente afectadas, entre ellas las personas del entorno accidentado. Pero sin duda un buen seguro de vehículo puede contribuir a en la medida de lo posible hacer más soportable (o como mínimo menos engorrosa) esta situación.
Las vidas humanas para los seres queridos no se pagan con dinero y la salud de una persona tampoco se compra con una indemnización, pero dicho esto cabe decir que ya que hemos tenido la desgracia de sufrir un accidente como mínimo que estemos lo máximo y lo mejor protegidos posible, nosotros y los de nuestro alrededor.
Y es que no se trata solo de disponer de un buen seguro para que nuestros beneficiarios cobren nuestro seguro, ni tampoco se trata solo de los daños de indemnización que el seguro satisfará a las personas que hayan sufrido secuelas físicas. Se trata de la cobertura general del seguro de automóvil en caso de accidente, y ello abarca mucho más allá de ello.
Se trata de que nos cubra el máximo de daños posibles, a nosotros, a terceros y en general a todo lo implicado en el accidente, pero también se trata de que los servicios y la respuesta se nos de con celeridad, eficacia y calidad. Así, de disponer de un buen o de un mal seguro de automóvil, puede depender tanto la asistencia sanitaria que recibiremos en caso de accidente, como el lugar donde se va a reparar nuestro vehículo, además de otros servicios adicionales como pueden ser vehículos de sustitución y demás servicios que el seguro pueda incorporar.