El número de hipotecas constituidas durante el mes de julio cayó un 47% con respecto a julio de 2010, según los datos ofrecidos por el Instituto Nacional de Estadística, INE, en el día de ayer, unos datos que arrojan el menor número de hipotecas alcanzado por esta serie estadística desde que se contabiliza en el año 2003, con un total de 29.523 hipotecas constituidas durante el séptimo mes del año.
En la comparación anual, teniendo en cuenta los siete primeros meses del año, el descenso de hipotecas constituidas en 2011 con respecto a 2010 fue del 28,2%, mientras que en términos intermensuales el descenso de julio con respecto a junio fue del 9,7%, un poco mejor de lo experimentado en el mes anterior, con una caída del 13%, con respecto a mayo.
Por otro lado, el valor medio de las hipotecas constituidas durante el mes de julio en España ascendió a los 110.604 euros, lo que supone una caída del 9% con respecto a julio de 2010, mientras que el total del volumen prestado en forma de hipotecas durante julio de 2010 se situó en 3.265,3 millones de euros, un 51,8% menos que hace un año, aunque ligeramente mejor a los valores que habíamos venido viendo los primeros meses del año cuando ni tan siquiera se superaron los 3.000 millones de euros.
En cuanto al desglose por entidades financieras, las cajas de ahorros volvieron a liderar el ranking de préstamos hipotecarios concedidos, con un total del 49,4% de las 29.523 hipotecas concedidas durante julio de 2011, seguidas por los bancos, con un 37,4% y otras entidades financieras con un 13,2%. Unas posiciones que se intercambian entre bancos y cajas cuando pasamos a hablar del capital prestado, y no del número de operaciones firmadas, ya que las cajas de ahorros sólo ofrecieron el 40,3% del total, mientras que los bancos un 44,7% y el resto de entidades financieras un 15%.
Nos encontramos, por tanto, con un sector hipotecario que está todavía muy lejos de iniciar la recuperación condenado como está a sufrir las consecuencias de la congelación del crédito por parte de las entidades financieras, acuciadas por la elevada tasa de morosidad y por la falta de liquidez que sufren por las restricciones de los mercados internacionales.