El precio de la vivienda cayó un 4,1% en el primer trimestre de este año, en comparación con el mismo período del año anterior, según se desprende de la serie estadística del Instituto Nacional de Estadística (INE), en lo que supone el mayor desplome desde el cuarto trimestre de 2009, cuando se produjo un descenso por encima del 7%.
En cuanto a la comparación trimestral, el precio de la vivienda cayó un 3,5%, con referencia al último trimestre de 2010, reflejando así la mayor caída intertrimestral de esta estadística del INE, que se viene realizando desde el primer trimestre del año 2007.
Como viene siendo habitual, la vivienda nueva mantuvo su precio de manera general, produciéndose un mayor ajuste en la vivienda usada o de segunda mano. La primera cayó un 1,9%, en tasa interanual, mientras que la segunda se disparó a una caída del 6,3%, con respecto al primer trimestre de 2010.
Esta fuerte caída, a juicio de los analistas, está claramente enraizado con la eliminación de la universalidad de la desgravación fiscal por compra de vivienda que provocó una demanda adicional a finales de 2010, provocando un mantenimiento ficticio de los precios.
Por Comunidades Autónomas, Extremadura y Madrid reflejaron las mayores caídas, con un 3,7% para la primera y un 3,1% para la segunda, mientras que Cantabria y Murcia subieron en términos intertrimestrales, aunque siguieron con tendencia negativa en datos anuales.
El INE ha publicado esta estadística en la misma semana en la que el Banco de España anunciara que la tendencia a la baja del precio de la vivienda se mantendría, al menos hasta 2012, con posibilidades de que se extendiera hasta principios de 2013, y unas semanas después de que los promotores y constructores pidieran a las administraciones que publicaran noticias relativas al descenso del precio de la vivienda que pudieran distorsionar el mercado.
El gran temor de los agentes económicos del sector inmobiliario es que se produzca una burbuja a la inversa, con los consumidores aguardando a que el precio siga bajando para adquirir su vivienda, lo que provocará, indefectiblemente, que el precio siga bajando, en un bucle infinito inverso, pero similar, al que se vivió en los primeros años de este siglo.