Según un informe publicado esta semana por el portal idealista.com, el precio de la vivienda usada ha descendido en este primer trimestre del año 2011 en un 2,2%, lo que determina un precio por metro cuadrado de 2.219 euros para las viviendas que no son de nueva construcción.
Estos datos confirman el análisis de los datos del último trimestre de 2010 sobre el aumento de precios que se produjo entonces, y que hacía pensar que la finalización de la desgravación fiscal generalizada (el 1 de enero de 2011) tergiversó el precio de las viviendas de segunda mano, al incrementar la demanda de manera artificial.
El descenso del precio detectado en este primer trimestre ha sido generalizado a lo largo de toda la geografía española, salvo en tres Comunidades en las que se ha producido un ligero repunte: Canarias (1,6%), Galicia (1,4%) y Asturias (0,3%). Destacando, a su vez, la región de Murcia, en la que no se ha producido ninguna variación, ni al alza ni a la baja, y Cataluña, donde se ha producido el mayor descenso de precio con un 3,8%.
Estos datos de Cataluña se extrapolan perfectamente a Barcelona, donde se ha producido una caída del precio del 3,4%, dejando los precios de la vivienda usada en cifras del cuarto trimestre de 2004, cuando el metro cuadrado se pagaba a 3.905 euros, muy similar a los 3.907 euros de este primer trimestre de 2011, y lejos del máximo histórico marcado en el primer trimestre de 2007, con 4.888 euros por metro cuadrado.
En cuanto a la otra gran capital española, Madrid ha sufrido una caída del 1,9% en este primer trimestre, quedando fijado su precio en 3.629 euros por metro cuadrado, al igual que en Barcelona, similar a los datos del segundo trimestre de de 2004 (3.622 euros por metro cuadrado), y lejos de su máximo histórico alcanzado en el segundo trimestre de 2007 (4.315 euros por metro cuadrado), justo en el momento previo del estallido de la burbuja inmobiliaria.
Es probable, por tanto, que durante este año 2011 se siga produciendo un ligero descenso en el precio de la vivienda a niveles generales, más en la costa y menos en las grandes ciudades, hasta que el mercado consiga equilibrar la oferta y la demanda.