A veces tenemos la mala costumbre de no guardar o de no saber ni donde tenemos los recibos que corroboran el pago de las pólizas de seguro que dispongamos, y eso en caso de percance podría acarrearnos problemas. Disponer del recibo que demuestre nuestra relación contractual, nuestra situación dentro de una póliza es vital para poder reclamar cualquier anomalía, utilizar los servicios o por cualquier otra gestión o acción que pretendamos efectuar en relación con el seguro.
Y por supuesto aquí ya ni se destaca por ejemplo la obligación de llevarlo en casos como por ejemplo el seguro del vehículo, pues en ese caso la legislación establece que deberemos poder mostrar el recibo en vigor ante cualquier petición de las autoridades competentes, en virtud de poder demostrar que llevamos nuestro vehículo correctamente asegurado. Aquí se trata más bien de concienciar a aquel usuario de cualquier seguro que no tiene por costumbre guardar los recibos y que cuando surja un percance podrá encontrarse con inconvenientes, y es que ya se sabe que más vale prevenir que curar.
Por supuesto, los tiempos han cambiado y en muchos casos ya ni tan siquiera recibimos los recibos en papel a nuestro buzón postal como antaño, en muchos casos tenemos activado el recibo o la factura electrónica y recibimos los mismos por correo electrónico en formato digital. O por ejemplo los correspondientes recibos bancarios de adeudo bancario donde abonamos la póliza se nos presentan por medio de la correspondencia electrónica de nuestra banca electrónica, en estos casos la necesidad de archivo no será imperiosa, pero si la de saber como acceder cuando precisemos acceder.
A modo de curiosidad en lo que se refiere a los recibos guardados en banca electrónica de nuestro banco o caja de ahorro donde abonemos la prima, decir que este sistema nos permite evitar tener que estar archivando y acumulando papel, elimina el riesgo de pérdidas, permite acceder a la documentación en cualquier lugar y nos permite acceder habitualmente a la información bancaria de los últimos cinco años.