El diferencial del bono español ha comenzado a acercarse peligrosamente al italiano mientras que las compras llevadas a cabo por el Banco Central Europeo (BCE) parecen ser incapaces de contener la sangría y la ralentización del crecimiento pone en riesgo la consecución de los objetivos de reducción del déficit.
Tanto los bonos españoles como los italianos subieron más de 150 puntos básicos durante la semana pasada, lo que colocó a los bonos españoles por debajo del 6%, mientras que los italianos se disparaban a un récord de más del 7,48%. El lunes el bono español se colocó en el 6,09%, y el italiano en el 6,70.
Muchos expertos opinan que hay una alta probabilidad de que España siga a Italia en el corto plazo, al acercarse el euro cada vez más al abismo.
La crisis de deuda ya les ha costado su puesto a cinco líderes políticos, incluyendo a Silvio Berlusconi. Las elecciones españolas están a la vuelta de la esquina, y el gobierno entrante tendrá que reducir el déficit en un tercio y financiar el cobro de bonos por un valor sobre los 50.000 millones de euros el próximo año, todo ello con unas previsiones de crecimiento a la baja. La palabra recesión ya está sobre la mesa, especialmente teniendo en cuenta que las medidas de austeridad coartarán el crecimiento, y a esto hay que sumarle los costes potenciales de los rescates bancarios. Todas estas razones están provocando que los mercados estén cada vez más preocupados por la situación española.
La deuda española, sin embargo, está en el 61% del PIB, mientras que la italiana está por encima del 120%, y el país no tendrá que enfrentarse al cobro de bonos en lo que resta de año. Además, Italia necesita colocar 30.000 millones de euros en bonos para finales de año, el doble que España.