El propósito de tener una cuenta de ahorros no es ningún secreto. La respuesta más obvia es que necesitamos tener dinero ahorrado por si acaso. Ese “acaso” puede cubrir desde una emergencia imprevista, como que se te estropee el calentador, hasta un gasto que deseemos hacer, como irnos de vacaciones a algún lugar exótico. Da igual que hayas abierto tu cuenta con el propósito de ahorrar para comprar un coche, pagarte un máster, hacer frente a una emergencia o cualquier otra cosa, necesitas saber que ese dinero estará disponible cuando lo necesites.
Empieza a ahorrar
El primer paso, y el más complicado de este proceso, es tomar la decisión de empezar a meter dinero en una cuenta de ahorros. El segundo es depositar dinero en ella de forma regular. Mucha gente decide no ahorrar porque cree que la cantidad de dinero que va a depositar es demasiado pequeña pero, cuando hablamos de ahorro, no hay ninguna cantidad pequeña porque todas ayudan en mayor o menor medida. Si te puedes permitir ahorrar 10 o 100 euros, ingrésalos en tu cuenta de ahorros. Con el tiempo, el balance crecerá gracias a las continuas aportaciones y a los intereses que la propia cuenta vaya generando.
Un banco con el que puedas contar
Cuando empiezas a buscar un banco para abrir tu cuenta de ahorros, lo mejor es empezar por echar un vistazo a los bancos locales o nacionales que tengan sucursales en el sitio en donde vives o trabajas, y con los que sea fácil trabajar, así como cajas de ahorros. Junto a este grupo también tenemos que tener muy en cuenta los bancos online. Asegúrate de que comprendes el funcionamiento de la cuenta, el balance mínimo que requiere y las restricciones que pueda tener para retirar el dinero. Una vez que la cuenta ya está abierta, establece una transferencia automática desde tu cuenta habitual, a ser posible el mismo día en que te ingresen la nómina. De esto modo el proceso será automático y menos doloroso.
Crear ahorros adicionales
¿Cómo se “crean” ahorros? Pues tomando la decisión de comprar un coche más barato del que teníamos pensado, o comprando medicamentos genéricos y marcas blancas… Hay más opciones de las que parecen a primera vista. Por ejemplo, yo salía a cenar fuera tres veces por semana, y lo he reducido a dos. Revisa los servicios que tienes contratados en casa: telefonía, Internet, televisión… Tal vez haya ofertas en el mercado más asequibles, o haya servicios que en realidad no estás usando. Pon todo ese dinero que “dejas de gastar” en tu cuenta de ahorros, en lugar de usarlo para comprar otras cosas. ¡Se puede!
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2 Responses to “¿Está tu cuenta de ahorros disponible cuando la necesitas?”
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