Acabamos de cerrar un año 2010 repleto de convulsiones financieras a todos los niveles, de las que el Euribor no se ha podido excluir, como no podía ser de otra manera, lo que ha provocado diversos vaivenes en su valor, y, por tanto, en la salud cardíaca de todos los titulares de hipotecas.
Tras un año 2009 que supuso la caída definitiva del indicador hasta tasas realmente bajas, impulsada por la política restrictiva del Banco Central Europeo y por el frenazo de demanda del sector de la construcción, 2010 se preveía como un año de incremento del Euribor.
Sin embargo, los primeros meses del año se mostraron estables, incluso con cierta tendencia a la baja. Así, si enero cerraba en el 1.232%, de tasa media mensual, febrero, marzo y abril, lo hacían en tasas inferiores, destacando el valor de marzo, cuando el Euribor cerró en el 1.215%.
A partir de ese momento, el indicador comenzó a crecer, cerrando mayo en el 1.249%, y marcando ya una tendencia para el resto del año, destacando sobre todo el crecimiento que se produjo entre los meses de julio y agosto, pasando del 1.373% de julio al 1.421% de agosto.
Septiembre fue un mes a la baja, y tuvieron que llegar octubre y noviembre para que se produjera un nuevo repunte del indicador, cerrando el primero en el 1.495% y el segundo en el 1.541%, gracias a un decremento de la segunda quincena que enjuagó, en parte, la vorágine alcista que se produjo en la primera quincena del mes.
Diciembre, por su parte, ha calmado este crecimiento de los últimos meses y ha cerrado a la baja, concretamente, en el 1.526%, valor intermedio entre el cierre de octubre y el de noviembre, y que, en cierta medida, da un respiro a las familias hipotecadas.
Hemos pasado, por tanto, del 1.232% de enero al 1.541% de diciembre, un crecimiento de 0.29 puntos porcentuales, importante, pero no definitiva y que ha calmado los ánimos de los mercados hipotecarios a nivel internacional, así como de los bolsillos de los españoles.
Este año 2011 que ahora comienza es una incógnita, aunque los expertos apuestan por un crecimiento sostenido del Euribor. Sin embargo, ya sabemos todos lo que nos podemos fiar de las previsiones de los analistas.