A pesar de que las Pymes son la base del tejido empresarial español, nuestro país es de los estados miembros en los que más ha empeorado el acceso de las pequeñas y medianas empresas al crédito, al igual que en Italia y Bélgica. Estados como Alemania, Países Bajos, Austria y Finlandia son la otra cara de la moneda. Y estas barreras al crédito son contraproducentes, especialmente para el mercado de trabajo. De hecho esa es la alerta que lanzan desde la Organización Internacional del Trabajo que asegura que la recuperación económica no llegará hasta que el capital llegue a las pymes.
Y esto coincide, según refleja una encuesta del Banco Central Europeo, con un aumento en las necesidades de financiación de estas empresas desde finales de 2011 y durante el primer trimestre de 2012. Prácticamente la mitad de la Pymes españolas han pedido un crédito en lo que va de año, un 47,8% según una encuesta de las Cámaras de Comercio. Y aunque el 75% de ellas obtuvo financiación, más de la mitad destaca que se han endurecido las condiciones para acceder a la misma y más de un 70% confiesa que se ha incrementado el coste con respecto a finales del pasado año. De la consulta realizada por las Cámaras de Comercio se desprende también que las entidades están recortando el capital otorgado, lo han hecho en más de un 20% y que cada vez tardan más en dar una respuesta a la solicitud, así lo creen una de cada dos Pymes. Las pequeñas y medianas empresas están entre las grandes castigadas de la crisis y eso explica que el 93% haya reclamado financiación externa para poder afrontar su actividad diaria, muy pocas lo han hecho para poner en marcha nuevos proyectos. Otro aspecto que no hay que perder de vista es que siete de cada diez Pymes confiesa haberse retrasado en los pagos, o lo que es lo mismo, sube la morosidad en este sector. Morosidad que sufren también aquellas que proveen a las administraciones públicas, más del 60% asegura que está teniendo problemas en los cobros con un retraso medio de casi nueve meses.
Con la vista puesta en Iberoamérica.
Con este panorama no es de extrañar que los pequeños empresarios se estén interesando por diversificar sus inversiones y llevarlas incluso hasta el otro lado del atlántico. De hecho, las Cámaras de Comercio Suramericanas han constatado un creciente interés por parte de inversores españoles. En la misma línea se han manifestado desde la Federación de las 24 Cámaras Españolas de Comercio en Iberoamérica. Y es que no son pocos los que ven a esta tierra como la tabla de salvación para dejar atrás el lastre de la crisis del mercado interno. Según datos de esta federación Colombia, Paraguay, Perú y Uruguay son los destinos más atractivos para las inversiones españolas. Hacia Paraguay las exportaciones crecieron un 157% en cinco años y hacia Uruguay, donde España ya se presenta a licitaciones oficiales, la subida fue del 90%, siendo las pequeñas y medianas empresas las que más ganan. Los bienes de equipo lideran las exportaciones españolas, seguidos de alimentos y luego del sector automotriz.