Las agencias de calificación de rating están en el punto de mira desde el estallido de la crisis de la deuda y han pasado a copar una parte importante de la información de actualidad económica. Para el director general de la Fundación de Cajas de Ahorro, Carlos Ocaña, no se puede poner en duda el papel que tienen estas agencias en la evaluación de riesgos. “Es bueno que haya opiniones” decía durante la presentación de la presentación del número 103 de las revista “Perspectivas del sistema financiero” que se centra en el papel de estas agencias.
En esta misma línea, José Antonio Trujillo, catedrático de la Universidad de Minnesota y de la Complutense de Madrid sostiene en esta publicación que “las agencias responden a un problema de desigual información en poder de inversores y emisores de deuda” y añade “la presencia de expertos independientes especializados en el análisis de riesgo de crédito es necesaria por la complejidad de algunos instrumentos financieros” Aunque desde FUNCAS también se destaca la necesidad de diversificar estas opiniones ya que tres agencias concentran la práctica totalidad del anuncio del mercado, estamos hablando de las conocidas: Standard & Poor’s, Moody’s Investors Service y Fitch Ratings, que aglutinan el 95% de la cuota de mercado y emiten el 97% de las calificaciones.
La estructura del sector es mejorable como también lo es la transparencia del mismo. De hecho, FUNCAS recoge en su última publicación que la Comisión Europea ha detectado falta de claridad en la metodología utilizada por estas agencias y problemas en relación al tiempo de antelación con el que se le notifica la calificación al emisor. Está estipulado en 12 horas naturales lo que es insuficiente para comprobar datos complejos o posibles errores. Y si a esto sumamos el carácter transnacional de estas agencias se hace más que patente la necesidad de una coordinación internacional. Para el director de estudios financieros de FUNCAS, Santiago Carbó es necesario regular el momento de publicación de estas calificaciones, “tienen que dar una nota trimestral o por el período que sea” comentaba.
Desde 2009 está vigente en la UE un reglamento sobre las agencias de calificación crediticia, una guía que sufrió modificaciones en 2011 y que en la actualidad está siendo estudiada por la Comisión Europea para solucionar algunos de los problemas detectados. Bruselas pretende fortalecer la independencia de estas agencias, regular los conflictos de interés, arrojar luz sobre los métodos usados para obtener las calificaciones, mejorar algunos aspectos relativos a la calificación de la deuda soberana y prever mecanismos de resarcimiento para los inversores. FUNCAS ve con optimismo estos cambios que pretenden introducir las autoridades comunitarias aunque consideran que la propia autorregulación de estas agencias sería la mejor vía, que pactaran entre ellas un protocolo de información.
Demasiado protagonismo.
El profesor José Antonio Trujillo cree que hay que colocar a estas agencias en una posición más discreta pero sin olvidar la importancia del papel que cumplen. Trujillo sostiene que la influencia de las calificadoras resulta «desmedida» y se ha convertido en un foco de inestabilidad para el sistema debido a una deficiente regulación. Para mitigar estos efectos Trujillo propone, en su última publicación en FUNCAS, que la información de estas agencias sea de libre acceso y de difusión imparcial. De esta forma aunque no haya responsabilidad por las opiniones que emiten sí la habrá por cómo las transmitan.
En el caso de España, la Fundación de Cajas de Ahorro ha constatado que la información ofrecida por las agencias de rating a los inversores en los últimos años no ha reflejado de forma adecuada los riesgos de crédito esperados a largo plazo lo que podría haberse debido a posibles deficiencias en los sistemas de evaluación que habrían estado influidos por características ajenas a los títulos que examinaban
Un vistazo a los protagonistas
Alex Griffiths de Fitch Rating explica a FUNCAS que su agencia mantiene en la actualidad cobertura global sobre más de 6.000 entidades financieras, 2.000 emisores corporativos, 100 soberanos, 500 transacciones de financiación de proyectos y financiación de infraestructuras, y 200 gobiernos locales y regionales, y efectúa seguimiento sobre más de 9.000 operaciones de financiación estructurada. Un rating de crédito de Fitch Ratings , señala Griffiths, es una opinión sobre la capacidad relativa de una entidad para cumplir sus compromisos financieros, tales como el pago de intereses, la devolución del principal o el cumplimiento de obligaciones con contrapartes.
En su artículo en esta última publicación de FUNCAS, Juan Pablo Soriano de Moody´s España defiende que un sistema de análisis crediticio que se basara únicamente en los precios de mercado sería mucho más volátil y procíclico que uno basado en las calificaciones crediticias, y afectaría al funcionamiento de los mercados de crédito, ya que las calificaciones de crédito están en las directrices de inversión de muchos fondos y en otros contratos financieros; por lo tanto, la revocación de las calificaciones ocasionaría verdaderas tensiones y gastos al mercado. La conclusión es que ninguna medida de riesgo crediticio está exento de defectos y los estudios que sugieren las calificaciones crediticias y MIR (calificaciones de mercado implícitas) son más precisas si se utilizan de una manera conjunta.