Queridos inversores, de siempre es sabido que la inversión en los mercados de valores suele depender de la voluntad del participante en los mismos a la hora de decidir la modalidad en la que participará desde el punto de vista de la elección del corto o largo plazo para conseguir sus objetivos monetarios.
En la actualidad, con los grandes sistemas informáticos aplicados a la gestión y control de las elevadas inversiones que manejan los bloques de acciones dentro del funcionamiento de los mercados, a veces durante solo unos segundos, y que se mueven a lo largo de cualquier sesión bursátil igual podría parecer que la decisión del “pequeño y mediano inversor” de invertir a largo plazo viene a ser algo del pasado y fuera del ritmo cibernético o tecno-informático que tanto abunda estos días por los parqués de Bolsa. Por todo ello, hoy para nuestros lectores vamos a conocer algo más sobre nuestra propia capacidad psicológica ante la inversión con: “Funciones mentales para ganar en Bolsa”.
Teniendo en cuenta que lo de ir a contracorriente no suele ser muy bien aceptado por la mayoría, esto es lógico, deberemos aprender que el cerebro humano suele estar más preparado para el pensamiento en el corto plazo temporal que en el largo plazo. Pero está situación extrapolada a la inversión en los mercados de renta variable nos puede llevar a fuertes pérdidas de capital destinado a la Bolsa, debido a los excesos en los gastos de compra-venta de títulos realizados de forma reiterada, compulsiva y carente de una estrategia previa adecuada a nuestro perfil inversor.
Si desde nuestra posición preponderante ante el resto de “las criaturas de la tierra”, como Homo Sapiens, nos solemos creer ser los más inteligentes del planeta, diversos estudios sobre el comportamiento humano aplicado a la inversión revelan que en nuestro cerebro existe una zona llamada corteza frontopolar donde se procesan todos los impulsos claves para la gestión de nuestra memoria, la adaptación a nuevas situaciones e incluso la adopción de medidas destinadas al futuro.
Para muchos inversores, la práctica de realizar la compra de acciones con la idea de conservarlas para ejecutar su venta en el largo plazo parece no adaptarse a la inmediatez financiera de los tiempos que corren de ansiedad inversora, beneficios rápidos y…salir corriendo. Pero ante esta utilización de recursos mentales primarios, deberemos destacar – como actitud contraria – que desde hace varios años muchas estrategias de estudios concienzudos sobre el momento exacto de la participación en los diversos activos mediante diversas técnicas de análisis avanzado utilizando complejos sistemas informáticos, al parecer, por sus resultados finales…¡¡¡ tampoco han salido exitosos !!!
COMENTARIOS Y CONSEJOS
Al parecer nuestro cerebro cuando se enfrenta a situaciones bursátiles no previstas con anterioridad –mediante la zona de la corteza frontopolar – se niega a admitir los desaciertos o los fallos en las inversiones y lo que hace es intentar encontrar unas relaciones/patrones, utilizando para ello, datos aleatorios carentes de ningún tipo de serio criterio de rigor técnico o científico, que avalen dichas conclusiones erróneas.
Aplicando los conocimientos sobre nuestro propio cerebro no nos deberá extrañar que muchos inversores, y especialmente los menos formados en la materia, no tengan la importante y meditada decisión de realizar la compra de acciones y sean capaces de mantenerlas durante varios años. Porque lo que está “de moda” es hablar y comentar sobre los últimos aciertos bursátiles conseguidos en poco espacio temporal – de los errores se suele compartir bastante menos – pero casi nunca de los logros en forma de buenas rentabilidades logradas en plazos más amplios de tiempo.
La utilidad del cerebro para los cálculos o decisiones destinados al corto plazo deberá ser acompañada y aprovechada también para la visión inversora a largo plazo, mediante la toma de decisiones previamente meditadas utilizando para este menester algunos “trucos cerebrales” consistentes en recuperar la lucidez en la inversión a realizar con medidas como:
- No realizar compra-ventas porque una acción suba o baje de forma rápida.
- Marcar unos criterios inamovibles para valorar la inversión en cualquier valor.
- Respetar nuestros propios límites financieros y monetarios.
- Conocer nuestra capacidad de análisis y límites de preparación inversora.
Solo el factor suerte es imposible de controlar en las inversiones de Bolsa, los demás elementos que confluyen para lograr llevar a buen puerto la nave de nuestra participación se pueden aprender. Para controlar nuestro cerebro y evitar que “nos engañe”, deberemos ser fieles a ciertas normas de conducta en los mercados y con el tiempo… más las funciones mentales adecuadas…¡¡¡ Llegaremos a ganar en Bolsa !!!
(Ver artículos “Los inicios para la inversión en Bolsa” y “¿Se puede ganar en Bolsa sin ser un experto?”).
La frase elegida para este artículo dice así: “La vida primaria de la memoria es emotiva más bien que intelectual y práctica”, John Dewey.
Nosotros en Consejos de Bolsa, seguiremos comentando y aconsejando sobre la inversión y los mercados para lectores como usted. Esto será otro día.