Una de las ideas que los escritores sobre finanzas personales han extendido es el concepto de que tenemos que ocuparnos primero de las cosas grandes. Con sólo ocuparnos de los cinco mayores agujeros financieros que tengamos, estaremos bien, porque son los más importantes. Pagar las deudas de tu tarjeta de crédito, por ejemplo, puede ahorrarte 150 euros al mes. Eliminar nuestras cinco mayores deudas puede tener una repercusión enorme en nuestros gastos fijos mensuales.
Sobre el papel estoy completamente de acuerdo con esta idea. Si eres capaz de ahorrar 500 euros al mes en gastos fijos con dos o tres grandes actuaciones, el impacto será muy grande.
Por lo menos al principio.
El gran problema con esta idea es que, una vez que lo has logrado, sigues siendo la misma persona que antes. No has establecido ningún hábito de gasto nuevo. No has explorado nuevas formas de vivir el día a día.
En otras palabras, es probable que sigas viviendo por encima de tus posibilidades. El haber eliminado las deudas más grandes solo te da más techo para seguir gastando.
¿Qué crees que ocurriría si una persona que hace años que arrastra una deuda con la tarjeta de crédito se la encuentra pagada una buena mañana? De repente, tiene más margen para «vivir» – y por vivir me refiero a seguir gastando más de lo que tienen.
Sí, conseguir la reducción de la hipoteca puede ayudarte a llegar mejor a fin de mes, pero sigue siendo un hecho aislado. Sigues viviendo exactamente igual que antes.
He pasado por esa fase, así que supongo que hablo por experiencia.
Sin embargo, las cosas pequeñas, hechas una y otra vez, crean una pauta en tu vida. Pararnos a pensar cada vez que vayamos a hacer cualquier tipo de gasto nos obliga a reevaluar nuestros hábitos financieros.
La decisión de tomar el desayunar en casa en lugar de en la cafetería es una decisión pequeña que tienes que hacer todos los días. Una vez hecha, tienes que volver a repetirla al día siguiente.
Conseguir el poder para tomar grandes decisiones es un éxito, pero es efímero. No tiene por qué hacerte enfrentar tus decisiones diarias de forma distinta, ni cambiar tus hábitos de consumo.
Conseguir el poder para tomar las pequeñas decisiones diarias significa un éxito a largo plazo. Significa que controlas tus actos, que eres capaz de ver cómo cada pequeña cosa que haces bien afecta al conjunto. Así también te conviertes en un ganador.
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