Hemos tenido un pequeño accidente doméstico y por ejemplo se nos ha roto un cristal, o bien por ejemplo aparcando nuestro vehículo y tirando marcha atrás hemos lastimado un poquito el lateral con una pared, en cualquiera de estos casos o en muchos otros, después del enojo y del nerviosismo inicial nos puede aparecer una duda que a veces puede tomar tintes de duda existencial, ¿hacer o no hacer parte de siniestro a nuestra compañía aseguradora? Y podríamos añadir “esa es la cuestión”.
Esta entrada hasta en cierto punto con una forma humorística, esconde en realidad, una duda a la que se enfrentan miles de personas cada día en sus casas pero muy, muy especialmente en sus vehículos, por supuesto esta duda carecerá de sentido si los que hemos causado daños hemos sido nosotros y se los hemos causado a un tercero, entonces no deberá existir discusión y lo mejor será darnos los datos de los respectivos seguros y ahorrarnos problemas, aunque aun y en ese caso podrían existir ligeros matices.
Si el siniestro es de largo y medio alcance no hay dudas de que lo que nos conviene es presentar parte a la compañía de seguros, es decir, si el daño económico sufrido o causado es importante o relativamente importante hagamos el parte de siniestro y solucionado, pero si la cuantía es mínima o irrisoria pensémonoslo. Pues en ese caso, la presentación de un parte como mínimo nos perjudicará en la calificación en esa compañía de seguros, nos perjudicará en el baremo de descuento “bonus-malus”, y en caso de ser reiterados los partes, puede suponernos incluso la no renovación de la póliza.
Por todo ello, no siempre resultará ideal que por una simple ralladita presentemos un parte de siniestro que nos puede hacer perder mucho más dinero que el simple rasguño, si el rasguño lo hemos sufrido nosotros siempre lo podemos dejar tal cual y ya vendrá mejor ocasión para arreglarlo, hacerlo arreglar por nuestra cuenta o bien incluso si somos unos “manitas” podemos mirar de solucionarlo nosotros mismos. En caso que el afectado sea un tercero, dependerá mucho que este sea conocido nuestro o no y de la voluntad del mismo. Por norma general, el parte de siniestro será la mejor opción y si el daño es muy pequeño y el damnificado se aviene igual podemos plantearle pagarle nosotros de nuestro propio bolsillo.