El método de elección y compra de la vivienda habitual es uno de los rasgos más arraigados en las culturas de los pueblos. Así, por ejemplo, un anglosajón ansiará la posibilidad de construir su casa con sus propias manos, mientras que un latino preferirá adquirirla ya construida.
Sin embargo, las entidades financieras han sabido detectar la demanda de viviendas construidas por el propio hipotecado surgido en España, y por ello, para poder captar ese mercado naciente, han sabido adaptar sus obsoletas hipotecas a esta nueva realidad social, ahora de capa caída con la crisis pero que resurgirá, sin duda.
Una de las principales características de la hipoteca autoconstrucción, como esta hipoteca de oficina directa, radica en que el capital que entrega el banco, no se entrega en un único plazo, sino que el cliente lo recibe en diferentes momentos de tiempo.
Es decir, al comienzo del proyecto de autoconstrucción la entidad de crédito entrega una cantidad de dinero, con la garantía del solar en el que se quiere construir la vivienda. Sin embargo, esa cantidad no es, ni mucho menos, la totalidad del crédito hipotecario, si no que habrá diferentes plazos de entrega, y por unas cantidades que no quedan fijadas en este primer momento.
Un segundo plazo de entrega se realiza cuando el cliente necesita una nueva inyección económica. La ventaja, ahora, es que el valor añadido de la construcción es mayor que el valor que podía tener el solar en un principio, por lo que la cantidad de dinero que la entidad financiera está dispuesta a entregar es mayor.
Y así sucesivamente, hasta que la vivienda está totalmente construida. Por lo que se puede concluir, que con la hipoteca autoconstrucción, el cliente recibe finalmente una mayor cantidad de dinero que la que podía haber recibido inicialmente, cuando solo poseía el solar.
Por otro lado, durante el período de construcción de la vivienda no se amortiza capital, es decir sólo se pagan intereses, lo que puede ser entendido como un período de carencia alargado.
El problema puede surgir, sin embargo, al tener que amortizar todo el capital una vez concluida la vivienda, lo que puede hacer incrementar las cuotas de manera no deseada.
Se trata, sin duda, de una forma original y alternativa a las hipotecas tradicionales que ofrece una serie de ventajas que deben de ser tenidas en cuenta, pero también hay que mantener una mirada crítica ante un escenario que quizá no se acerque demasiado a la realidad social española.