El mundo de los absolutos desaparece allí cuando la adolescencia comienza a hacer su aparición en los seres humanos. Los blancos y los negros dejan de existir, y comienzan a abundar los grises, empieza a cobrar importancia la mirada crítica, el saber valorar los aspectos positivos y negativos de todas las alternativas.
Las hipotecas de interés variable pueden llegar a ofrecer una gran rentabilidad, a cambio de depender del mercado financiero, estable en la actualidad, pero volátil en tantas otras ocasiones. Las hipotecas de interés fijo, por otro lado, ofrecen una gran seguridad, a cambio de la pérdida de toda rentabilidad económica.
El escenario, parece, por tanto, campo abonado para una alternativa intermedia, como son las hipotecas de interés mixto. En ellas se combinan el tipo de interés fijo con el tipo de interés variable.
Al contratar una hipoteca de interés mixto, se fija un período de años en los que el tipo de interés se mantendrá fijo. Éste período puede quedar fijado al principio de la vida del préstamo, en la mitad o al final del mismo, dependiendo de la previsión que el cliente realice del entorno económico. Además, la duración de este período puede variar de la misma forma, siguiendo los deseos del contratante.
El resto de los años en los que la hipoteca se mantiene viva, se aplica un tipo de interés variable, indexado con los tipos de interés del mercado, en la misma forma en que lo haría una hipoteca de interés variable.
En cuanto a las comisiones y los gastos generados por las cancelaciones de capital, ya sea parcial o total, el comportamiento de las hipotecas de interés mixto es muy similar a las hipotecas de interés variable, con una restricción legal al porcentaje máximo que las entidades financieras pueden cobrar por este tipo de operaciones, lo que provoca que estas comisiones no superen el uno por ciento del capital cancelado.
Por tanto, las hipotecas de interés mixto tienen la gran ventaja de que combinan los aspectos positivos y negativos de las de interés variable y las de interés fijo. El inconveniente radicaría en la posible mala elección de los períodos de interés fijo e interés variable.
Esto es, se podría dar la situación de que durante el período de tipo de interés fijo, el mercado tendiera a la baja, con lo que el cliente sufriría una gran pérdida de rentabilidad, y, de la misma forma, que durante el período de tipo de interés variable, el mercado tendiera al alza, con lo que el capital a amortizar se elevaría de manera considerable.
Por ello, las hipotecas de interés mixto pueden ofrecer una gran alternativa, siempre y cuando se sepan seleccionar los períodos de interés fijo y de interés variable de manera adecuada.