La bolsa, de media, genera unos rendimientos superiores a la inflación, al mercado monetario o a los bonos. Entender esto es un paso importante para un plan financiero exitoso, pero hay una enorme diferencia entre «media anual» y «cada año».
Los enfoques más comunes a la planificación financiera se basan en tasas de rendimiento medias a largo plazo, y asumen que tendrás esa tasa cada año. Digamos que te haces con una cartera de valores en la que piensas que tendrás un rendimiento medio del 8,5%. Simplemente porque la media es 8,5%. Para todos los que hayamos estado algo atentos a los mercados durante el último año debería ser evidente que un rendimiento medio del 8,5% no significa conseguir un 8,5% cada año.
Aunque esto pueda parecer algo obvio, las implicaciones son enormes.
Vamos a poner dos casos hipotéticos. En ambos escenarios asumiremos que:
1. Las dos inversiones comienzan con la misma cantidad de dinero.
2. A las dos se les añade la misma cantidad de dinero cada mes.
3. Ambas inversiones tienen la misma tasa media de rendimiento.
Escenario número uno: Los años malos llegan primero
Comienzas con una pequeña inversión inicial y luego haces lo correcto añadiendo más dinero cada mes. Te sientes como si estuviera tirando el dinero a la basura cuando a un mes malo le sucede otro y al llegar tu extracto siempre es a la baja. Pero continúas acumulando acciones en tu inversión. Tras años de malos resultados te has hecho con una cartera considerable y el mercado cambia, y ahora tienes años de rendimientos por encima de la media. En este caso los «buenos» rendimientos llegan justo en el momento en el que tienes la mayor cantidad de dinero invertida para beneficiarte de ellos.
Escenario número dos: los años buenos llegan primero
Por otro lado, puede que te pases años ampliando tu cartera cada mes y entusiasmado porque las inversiones que has hecho han dado buenos resultados desde el principio. Tienes un montón de rendimientos por encima de la media en los primeros años de inversión, cuando no tienes una gran cantidad de dinero en riesgo. Más tarde, justo cuando tienes una gran cantidad «en riesgo» tienes un ciclo normal, y tus inversiones bajan su rendimiento durante algunos años. En este caso los «malos» años llegan en el momento en que tienes más dinero invertido.
Así que las dos inversiones tienen la misma tasa de rendimiento medio, pero el inversor del escenario uno acaba con más dinero que el del escenario dos.
La tasa de rendimiento medio es sólo una parte de la ecuación de un plan financiero. Y es que, como la media no es lo normal, es importante contemplar cualquier planificación financiera como un proceso continuo, y no como un único evento en el que asumes que recibirás esa «tasa media» de rendimiento.
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