La prensa económico-financiera de los Estados Unidos o la de Europa además de ser muy numerosa en la cantidad de medios periodísticos y páginas especializadas, suele contener muchos y muy diversos artículos relacionados con los múltiples activos financieros que se negocian en los mercados. La enorme cantidad de información de la que se dispone, obliga al inversor a ser bastante selectivo a la hora de elegir su opción informativa para el asesoramiento o contraste de los análisis bursátiles.
Hace unos pocos días tuve la oportunidad de leer algunos buenos artículos publicados en una web de USA referidos a la actual situación en máximos del mercado de valores americano y como está siendo la respuesta inversora de muchos individuos ante las altas rentabilidades que se están produciendo “al otro lado del charco”, lejos de esta deprimida euro zona nuestra, que tantos disgustos está dando a los “pequeños, medianos inversores y ahorradores”, especialmente en los países periféricos.
Pues, básicamente los referidos artículos financieros eligieron en la ficción a dos ciudadanos de clase social media a los que llamaremos Bill y Frank , de profesión dentistas, cuya actitud ante los mercados de valores está siendo muy activa y eufórica estas últimas semanas a la hora de participar con sus compras en las bolsas “aprovechándose de la actual bonanza alcista del mercado”.
Dicho y hecho, Bill y Frank representan a esos ciudadanos medios estadounidense de profesiones liberales que utilizan parte del dinero ganado en sus negocios para destinarlos a la inversión en renta variable y así conseguir una buena jubilación o simplemente aumentar su patrimonio presente fruto de su actividad laboral sanitaria a la que le dedican muchas horas al día.
Pero como habitualmente venimos comentando en esta sección de Consejos de Bolsa, para poder participar con éxito en los mercados, se requiere tener en cuenta un factor –entre otros- muy importante que es…¡¡ ELEGIR EL MOMENTO ADECUADO !!
Porque esto viene a ser como cuando un aficionado al cine ve una película que por su argumento es tan predecible que a los 10 minutos no soporta seguir viéndola y sabe a ciencia cierta cómo acabará la historia expuesta ante sus ojos. La traducción de este tipo de situación cinéfila a la actitud de Bill y Frank en las nuevas compras de títulos de empresas cotizadas estos días, supone volver a los años 2008 y 2009, cuando el mercado americano sufrió un derrumbe en las cotizaciones debido a los problemas de las hipotecas subprime que llevó también a la caída y quiebra de algún importante banco de inversión.
El pasado mes de marzo, el famoso y relevante mundialmente índice Standard & Poors 500, subió a nuevos máximos históricos, al igual que lo hicieron el Dow Jones Industriales o el tecnológico Nasdaq, por lo que la reacción típica de muchos inversores fue apuntarse al carro de las subidas realizando compras compulsivas de acciones, animados por las buenas noticias de objetivos alcistas futuros y rotura de resistencias que llevarán al mercado a niveles… casi estratosféricos.
Tanto nuestros “actores” Bill como Frank, tienen lógicamente estudios superiores, por lo que se les atribuye un coeficiente intelectual adecuado y una preparación sociológica correcta y deberían estar lejos del prototipo de inversor improvisador o especulador del azar y el esoterismo, carente de condiciones técnicas y fundamentales que le predispone al más claro batacazo financiero.
Entonces, si están tan preparados en el terreno intelectual… ¿Cómo es que estas últimas semanas Bill y Frank se comportan como “dos tontos absolutos”? El hecho de ser médicos no les ha librado de haber realizado en el pasado inversiones negativas en productos de Bolsa, a medida que fueron viendo como el ciclo cambiaba hacia la tendencia bajista, no fueron capaces de vender con pequeñas pérdidas –al principio- posteriormente una vez arrollados por las caídas y desplomes siguientes, aguantaron más, para terminar vendiendo con fuertes minusvalías unos meses antes de que el mercado tocase suelo.
La situación financiera inversora en esos años para Bill y Frank fue catastrófica y se llevó buena parte del dinero que tanto sacrificio personal y profesional les costó ganar. En estos casos, lo ocurrido con ellos en las Bolsas también les sucedió a otros miles o cientos de miles de inversores, pero dice un refrán muy español que: “Mal de muchos, consuelo de tont..”.
MORALEJA PARA LA SITUACIÓN ACTUAL DEL MERCADO
Las cosas en los mercados no ocurren porque sí, en realidad el mercado lo formamos todos, los movimientos en masa, ya sean al alza como a la baja, generan fuertes movimientos de precios carentes –muchas veces- de explicación técnica o económica. Si hay mucha gente que vende el mercado caerá de manera vertical o por el contrario, la entrada de dinero nuevo de forma masiva hará que las cotizaciones se disparen y las resistencias históricas se vean superadas hasta que se compensen y equilibren ambos impulsos contrarios.
Pues bien, según la prensa financiera estadounidense desde principios del presente año los partícipes en fondos de inversión han inyectado una cantidad cercana a los 20 mil millones de dólares y miles de ciudadanos como Bill y Frank se están apresurando a comprar acciones de todos los sectores financieros e industriales para que no se les escape… el tren de la fortuna.
La experiencia adquirida en los mercados nos indica que en este mundo de la inversión todo está inventado, ya hace mucho tiempo que el famoso gurú de las inversiones y multimillonario americano, Warrent Buffett, dijo la famosa frase de: “Sea temeroso cuando todos sean codiciosos y sea codicioso cuando todos estén infundidos de temor”. Sabias palabras de alguien con muchas tablas en el negocio y muy apropiadas para ser aplicadas en estos momentos bursátiles a ambos lados del Atlántico por motivos totalmente distintos en cada caso.
Viendo cómo el inversor desmemoriado puede pasado unos años llegar a “Invertir mal y repetir el error”, volveremos a la ficción de la sala de cine y podremos decir eso de: “Esta película me parece que ya la he visto”… ¿Verdad ?
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La frase elegida para este artículo dice así: “La ventaja de ser inteligente es que así resulta más fácil pasar por tonto. Lo contrario es mucho más difícil. Kurt Tucholsky.