Seguro que has oído hablar muchas veces sobre el concepto de carencia, aunque todavía no lo tienes muy claro, o puede que, incluso, hayas recibido ofertas con cuotas mensuales ridículas, sin que te hayan dicho que ello se basa en el hecho de que te están aplicando carencia.
Pero, ¿qué significa exactamente la carencia?
La carencia es el período de tiempo en el que sólo se pagan los intereses de un préstamo, sin amortizar capital. Es decir, la cuota se rebaja, efectivamente, pero lo hace porque se retira de la misma la parte correspondiente al capital y se mantiene tan sólo la referente a los intereses.
De esta forma, los períodos de carencia en los préstamos hipotecarios arrojan cuotas mensuales más elevadas durante los primeros años de vida de los mismos, tiempo en los que se pagan la mayoría de los intereses, mientras que a medida que el tiempo va pasando, se rebaja la cantidad que se pagaría en esta cuota.
El problema viene cuando las entidades financieras realizan publicidad engañosa y ofrecen cuotas especialmente bajas amparadas en el período de carencia, aunque sin decirlo, lo cuál puede llevar a engaño a sus clientes. Por ello es necesario leer con detenimiento los contratos y saber que todas estas ofertas siempre conllevan un período de carencia consigo.
Y es que la opción de acogerse al período de carencia debería de ser una de las últimas opciones del prestatario, ya que durante ese tiempo su deuda no descenderá, sino que se mantendrá exactamente igual, mientras que la cuota mensual seguirá llegando cada mes.
En situaciones de emergencia estos períodos son de gran ayuda para conseguir rebajar el ahogo financiero de un momento determinado, pero nunca se debe recurrir a ellos por mero capricho, ya que ocasiona más problemas que soluciones ofrece. En cuanto a su duración, ésta depende de la entidad financiera y del tipo de préstamo contratado, aunque suele rondar los dos años máximo.
En definitiva, todo es cuestión de revisar con detenimiento los contratos que se firman y leer todo el articulado de los mismos para evitar sorpresas de última hora.