La Fed está considerando la posibilidad de emitir deuda propia, al margen de la deuda pública estadounidense que emite el Tesoro. Una medida de estas características carece de precedentes. De hecho, la Ley de la Reserva Federal prohíbe explícitamente este tipo de emisiones.
Dicen que del dicho al hecho hay un largo trecho, y en este caso más que nunca. Dudo que los gobiernos quieran perder el monopolio de generar dinero en su país y sobre todo que permitan que «otra» institución no quede controlada por los mismos. Sobre todo la economía que siempre ha presumido de ser liberal y que ahora está dando unos bandazos intervencionistas nunca vistos.
Lo que me lleva a preguntarme:
¿Tienen independencia los bancos centrales de los políticos?
A pesar de que Trichet y Greenspan han pregonado siempre la independencia de estos monopolios de fijar el tipo de interés, han quedado condicionados a los intereses de los países más poderosos (en el caso en Europa por la necesidad de los tipos bajos porque les convenía a Alemania y Francia). Y no ha sido la prioridad la inflación, ni mucho menos el control de la expansión de la financiación, causa inicial de la crisis financiera (y económica en muchos países) que estamos sufriendo. En USA Greenspan es menos cuestionable ya que después de la barbaridad de años en el mismo puesto ha tenido tiempo de hacer de todo (de lo mejor y lo peor me refiero). A pesar de que se ha marchado en términos taurinos «por la puerta grande» según ha quedado el sistema financiero (culpa de él en sus últimos cinco años).
Volviendo a la cuestión inicial, ¿puede afectar a la deuda pública estadounidense? La verdad es que si no fuese preocupante sería hasta divertido ver cuál de los dos ofrece más rentabilidad (compitan, compitan). Está claro que si queremos «rescatar» «salvar» a todo tipo de sectores, mantener el «Well-fare» actual y seguir ganando las elecciones de turno, no va a haber suficiente dinero. Y por ello tenemos que hipotecar el futuro y tomar unos riesgos enormes, en lugar de hacer un análisis de las necesidades importantes de gasto y elaborar unos presupuestos acordes.
Por lo tanto estamos en manos de las decisiones de los políticos, es decir, estamos perdidos.