Estas Navidades he escrito algún artículo acerca de los regalos de Reyes, y de que yo le doy más valor a los regalos útiles dentro de mi estilo de vida frugal. Comentando esto con más personas, he recibido respuestas encontradas. Algunos están de acuerdo conmigo, y les da igual el aspecto del regalo siempre y cuándo sea algo a lo que le puedan dar uso. Sin embargo, otras personas le daban mucha importancia también al envoltorio y a regalos puramente decorativos.
¿Sabéis qué? Todos tenemos nuestra parte de razón.
Hay gente que da mucho valor a la estética. Recibir unos regalos bonitos y bien presentados les añade un valor visual al que ellos dan gran importancia. Eso está bien.
Otros, como yo, no nos preocupamos mucho del envoltorio o del aspecto y nos centramos exclusivamente en la utilidad que tiene el regalo y en el simple hecho de recibirlo. Y también está bien.
Cada uno de estos dos grupos busca maximizar su valor de una forma diferente. Aquellos que aman los regalos bien envueltos y bonitos gastarán un extra de dinero de su presupuesto navideño en distintos papeles para envolver, lazos y todo tipo de elementos decorativos para su hogar. También invertirán más tiempo en envolver los regalos para que queden perfectos y que la persona que los reciba los encuentre bonitos. Otros, yo incluida, invertiremos más tiempo pensando muy cuidadosamente cuál es el regalo que la persona a la que vamos a obsequiar quiere recibir y consideramos el envoltorio como una simple forma de ocultar el regalo para que sea una sorpresa. Puede que incluso gastemos más en el regalo en sí aprovechando lo que ahorramos en decoración.
No hay una perspectiva mejor que otra. La frugalidad se basa en el valor personal que damos a las cosas – maximizaremos el valor de nuestro dinero para las cosas a las que realmente damos ese valor.
Esta idea surge constantemente cuando hablamos sobre frugalidad. Alguna gente piensa que es absurdo ahorra unos céntimos en el detergente, por ejemplo. O no le gusta la idea de comprar cosas de segunda mano a través de eBay.
La frugalidad no consiste en seguir un manual – y después pensar que es inútil porque algunos de sus puntos no se ajustan a nuestros valores, sino en absorber muchas ideas distintas y usar las que encajen con nuestra vida y nuestros valores. Es descubrir qué cosas nos funcionan, no desecharlas todas porque algunas ideas les sirven más a otros.
La próxima vez que veas un truco para ahorrar dinero, no lo descartes inmediatamente porque no le veas una aplicación en tu vida. Entra en los detalles. Puede que alguna parte pueda servirte, o no, pero también es posible que le resulte útil a alguien que conoces y puedes comentárselo y así incrementar tu capital social.
La frugalidad trata del valor, y hay valor en casi todo – pero ese valor es diferente según la persona.
Si sabes inglés puedes leer más artículos como este en thesimpledollar.com.