Del mismo modo que el sastre es el encargado de tomar las medidas y aconsejarnos y realizarnos a nuestra medida, del mismo modo que el joyero es el encargado de tomarnos las medidas y diseñarnos y tallarnos las joyas para nosotros, y del mismo modo que por ejemplo el decorador es el encargado de diseñar nuestra casa según nuestros gustos y necesidades, el corredor de seguros es el encargado de conocer nuestro caso, diseñar un plan específico de los seguros que nos convienen y necesitamos en base a nuestros parámetros de preferencias y necesidades y actuar en consecuencia intermediando por nosotros ante las compañías aseguradoras.
El corredor de seguros tiene que ser nuestro hombre o nuestra mujer de confianza, la empresa a la que acudimos para que nos diseñen nuestra casa particular de seguros, para que nos realicen nuestro traje a medida en lo que a seguros se refiere y el lugar al que acudimos para que cual joya tallen y dimensiones adecuadamente nuestra cartera de seguros contratados.
Pero la función del buen corredor de seguros no finaliza allí, la función del buen corredor de seguros continúa con el mantenimiento de la cartera, y la optimización constante de la misma, por medio de incorporar o sacar seguros de ella según sea el caso, o bien actualizar o modificar los mismos según las necesidades de su cliente.
Si bien no es un requisito a veces indispensable, para que el corredor de seguros pueda aconsejarnos con plena objetividad e independencia es interesante que el mismo trabaje para todas o varias compañías y no tenga exclusiva o tratos con ninguna de ellas en concreto. Solo así tendrá las manos libres para no actuar bajo el dictado ni los intereses de ningún tipo.