Queridos lectores, cuando el futuro inversor se plantea participar en los mercados de renta variable debe adoptar diversas precauciones previas a la compra de títulos de empresas cotizadas dado que a la inversión siempre le acompaña el factor riesgo o lo que es lo mismo, para cada expectativa de rentabilidad le corresponderá su correspondiente nivel de probabilidad de pérdidas.
El resultado de una inversión es la mezcla de preparación, estudio, cálculo numérico, utilización de técnicas como el análisis técnico o fundamental, estudio de gráficos y por supuesto “el acierto” al adivinar la dirección futura correcta del mercado elegido. Por todo ello, hoy para nuestro “pequeños y medianos inversores”, vamos a conocer un elemento imprescindible que necesita tener controlado el aspirante a accionista que es: “La gestión del riesgo en la inversión”.
La correlación rentabilidad-riesgo se debe asumir desde el punto de vista lógico de la persona que pretenda rentabilizar sus ahorros o capital a través de los mercados de valores, con el fin de conseguir ganar más dinero, que el que le pueden ofrecer los depósitos a plazo o la compra de productos de renta fija.
Todo inversor deberá realizar una gestión responsable de su inversión y para esta tarea es muy conveniente que siga “al pié de la letra” estos preceptos de manera sistemática y por supuesto de forma disciplinada acorde con su perfil inversor:
- Estudiar el tipo de inversión: Es necesario saber que productos ofrecen las entidades financieras y cuales se adecuan a nuestras necesidades económicas, para ello, consultaremos con los profesionales financieros –siempre legalizados y autorizados- las ventajas e inconvenientes de los mismos, sus características técnicas, plazos, porcentajes de beneficios o pérdidas posibles, tiempo necesario para su ejecución y las implicaciones tributarias que conllevan una vez concluida la inversión.
- Comparación de los productos financieros: Dentro de la gran gama de productos financieros al servicio de los inversores, debemos realizar comparaciones de rentabilidades históricas entre los del mismo sector ya sean –por ejemplo- fondos de inversión en renta fija, mixtos, renta variable o acciones cotizadas, verificando el distinto comportamiento de cada uno de ellos en los distintos momentos económicos y financieros, así como sus respuestas en concepto de rentabilidad, especialmente en las situaciones de crisis o fuerte volatilidad de los mercados.
- Elegir la inversión apropiada: Es el momento de la mayor esperanza y a su vez el de mayor inquietud, dado que siempre quedará en el inversor la incertidumbre con la pregunta: ¿Habré acertado en mi decisión? Es algo totalmente normal planteársela así como también es algo cotidiano, que si se conoce el riego asumido, se tiene conocimiento del producto, se marcan objetivos reales y se utiliza el capital previsto con antelación, la sensación de ir por “el buen camino inversor” debe compensar las dudas lógicas que le pueden surgir sobre todo en las primeras incursiones en el mundo bursátil.
- Minimizar los riesgos: Para proceder a minimizar los riesgos de la inversión se debe proceder a realizar una diversificación del capital utilizado para la misma, de manera que no se use todo o un porcentaje excesivo en un solo tipo de “apuesta” más bien lo que se debe hacer es contratar distintos tipos de productos que se puedan compensar con sus rentabilidades, para poder mantener una correcta gestión del riesgo y mitigar o anular las posibles fuertes pérdidas de patrimonio destinado a la inversión.
COMENTARIOS Y CONSEJOS:
Siempre que se siga una estrategia coherente el inversor podrá ver que en un periodo prolongado en el tiempo sus productos elegidos se adaptan a sus previsiones, considerando que se pueda mantener el capital y este no dependa de necesidades extraordinarias de liquidez que forzarían a realizar –en fases correctivas– unas minusvalías que pueden desbaratar todo tipo de cálculo de riesgo.
Operar en los mercados sin controlar: “La gestión del riesgo en la inversión”, es como conducir un vehículo por la carretera sin tener los correspondientes conocimientos de circulación y normas, seremos capaces de conducir – con suerte algunos kilómetros– pero la posibilidad de sufrir un accidente será extremadamente alta.
La utilización de instrumentos del análisis técnico como pueden ser los Stop Loss –para limitar las pérdidas- el conocimiento de soportes, resistencias, indicadores, RSI, Bandas de Bollinger, Estocástico, medias móviles etc. Nos ayudarán a conocer en qué puntos determinados los mercados y sus valores realizan variaciones de tendencias o rupturas que nos prevengan de futuros peligros o en el mejor de los casos nos confirmen el buen acierto de nuestras posiciones en renta variable.
Debemos reconocer nuestros errores, pero antes deberíamos intentar evitarlos, por eso gestionar el riesgo de una manera lo más profesional posible es una tarea primordial, necesaria y vital, que nos puede reportar grandes beneficios y sobre todo nos puede salvar de algún “naufragio dinerario”, sin que para ello, precisemos embarcar con un capitán napolitano arriesgado y al parecer carente de planificación sobre gestión de riesgos… ¡¡¡Por la magnífica costa italiana.!!!
(Ver artículos “Saber elegir un producto financiero” y “Preguntas y respuestas para el nuevo inversor”).
La frase elegida para este artículo dice así: «Para comprar se precisa ser romántico, para vender, hay que ser realista», Anónimo.
Nosotros desde Consejos de Bolsa, seguiremos la actualidad financiera y de asesoramiento para lectores como usted. Esto será otro día.