Moody’s prevé que la deuda autonómica española dañará la capacidad del país para alcanzar sus objetivos fiscales este año, factor que ha sido clave en la decisión de rebajar dos peldaños la calificación de España este martes.
Moody’s ha rebajado el bono español a la categoría A1, cuatro escalones por debajo de la mejor valoración posible. La acción incluye un estudio que comenzó a realizarse a finales del pasado julio. Entre las causas también se cita el actual estrés que soportan los mercados a causa de la crisis de deuda europea, así como el deterioro de las perspectivas de crecimiento, que harán mucho más difícil que el gobierno logre alcanzar sus objetivos de crecimiento.
Kathrin Muehlbronner, principal analista de la agencia Moody’s para España, reconoce que el gobierno central está haciendo los deberes, pero no ve esta misma actitud positiva a nivel regional.
Según Muehlbronner, los distintos gobiernos regionales superarán en conjunto el objetivo del 1,3% de déficit fiscal que estaba previsto. Los problemas a nivel autonómico y local también provocarían que el gobierno español no alcanzara su objetivo del 6% de déficit para este año. Moody’s ha estimado que terminará por alcanzar el 6,5% del PIB.
La agencia de calificación también reduce sus previsiones de crecimiento real del producto interior bruto para España en 2012, situándolo como máximo en un 1%, en comparación con las anteriores previsiones, que eran de un 1,8. Esto significa que las ya de por sí moderadas expectativas de crecimiento han seguido bajando a causa del empeoramiento de la ralentización económica europea y mundial, así como de las dificultades para financiera el sector bancario español, lo que hará aún más difícil que el país logre sus ambiciosos objetivos fiscales.
Además, Moody’s mantiene una perspectiva de rating negativo para España, lo que significa que ve en ella más riesgos que potencial para el crecimiento económico.
En un calco de los razonamientos dados para rebajar la calificación de otros países vecinos, Moddy’s afirma que el país sigue siendo vulnerable al estrés existente en los mercados y sigue sin tener una solución creíble a su crisis de deuda soberana.