Una de las razones más comunes para acabar teniendo problemas financieros es quererlo todo en el momento. Mucha gente ve lo que sus padres o sus abuelos tienen y no se paran a pensar que les ha llevado toda una vida conseguirlo. Quieren el mismo nivel de confort, y lo quieren ya. Quieren lo que ven en las revistas y en la televisión. En realidad nos pasa a todos, queremos empezar por el final.
Para poder pagar ese estilo de vida, hay personas que se endeudan hasta las cejas. Pero incluso así, no consiguen mantenerlo por mucho tiempo. Viven relativamente bien unos años y luego se dan cuenta de que las deudas no dejan de llegar porque estemos pasando una mala racha. Al intentar llegar a la «meta final» lo antes posibles, acaban siendo los perdedores de la carrera.
Hace poco que yo misma comprendí que la paciencia y la perseverancia son cruciales para el éxito – tanto con el dinero como con cualquier otra cosa.
Paciencia y perseverancia.
Hay gente que se hace rica rápidamente. Ha personas que son deportistas de élite, o que son descubiertos por un cazatalentos, o que incluso ganan la lotería. Otros son capaces de beneficiarse de correr riesgos si tienen suerte, escogiendo la inversión perfecta en el momento ideal, y su inversión de 10000 € se convierte en un millón. Estas cosas ocurren. Pero estos pocos afortunados son una parte muy pequeña de aquellos que logran el éxito económico.
Es más fácil conocer a una persona que, tras más de treinta años de trabajo, una vida frugal y algunas inversiones acertadas, está en una posición económica desahogada. No fue rico en su juventud, pero disfrutó de la vida a la vez que hizo lo correcto. El tipo de persona paciente que al final ve sus esfuerzos recompensados.
Eso no quiere decir que renunciemos a gastar dinero en las cosas que realmente nos gustan, sino que tenemos que admitir que no podemos tener todo lo que queremos. Muchas veces, no queda más remedio que esperar.
Los pasos pequeños pueden convertirse en grandes zancadas
Las finanzas personales pueden ser algo intimidante. La primera vez que te enfrentas a una gran deuda los números son sobrecogedores. Y cuando piensas en tener que trabajar 30 o 40 años, puedes sentir un nudo en el estómago.
Pero se pueden hacer grandes cosas poco a poco. El mes pasado tradujo mi segundo libro. Aunque era un pequeño manual de poco más de cien páginas, el trabajo en un principio me parecía ingente. Lo que hice fue poner un objetivo de páginas al día, y traté de mantenerlo sin fallar uno solo. Fue bastante cansado pero conseguí mantenerme dentro del plazo que había acordado con mi cliente.
El mismo principio se aplica a las finanzas. Nadie puede esperar que 15000 € de deuda se transformen en 15000 € ahorrados de la noche a la mañana. Las deudas se liquidan mes a mes, haciendo un pago tras otro, sin fallar. Del mismo modo se construye riqueza.
Aunque es importante aprovechar las oportunidades que se presenten para ahorrar grandes sumas, debemos prestar atención también a los pequeños ahorros. Las grandes oportunidades son poco frecuentes, sin embargo hay muchas para ingresar pequeñas cantidades. Con el tiempo, estos pequeños hábitos tienen un efecto acumulativo que puede llevarnos a la prosperidad.
En cuanto a las inversiones, también es mejor hacerlas a largo plazo. Por mucho que estudiemos el mercado, podemos cometer errores (los expertos fallan todo el tiempo). Así que en nuestras inversiones, la paciencia y la perseverancia es la mejor opción.
En lugar de creer que lo vamos a conseguir todo de golpe, reconozcamos que las grandes cambios llevan su tiempo. Es cuestión de tener paciencia y trabajar duro.
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